El lector, de Ferdinand Heilbutl Vía sildavia9 |
Esta es la historia de un hombre llamado Óscar. Este decidió
hacer, con unos pocos libros, uno apasionante cogiendo cosas especiales de cada
uno como, por ejemplo, “Clavileño”, ese caballo de madera de Don Quijote que volaba
hasta un mar de nubes de algodón de azúcar;
o ese chico hijo de un comandante nazi que se hace amigo de un niño judío al otro lado de la valla de contención, en El
niño con el pijama de rayas.
Mientras leía, leía y leía, le dieron las seis de la mañana:
una desgracia para él, pues entraba al trabajo a las ocho de la mañana. El pobre hombre
fue al trabajo cansado, con tanto sueño que se quedó dormido en una reunión y le
despidieron. Después volvió a su casa y
se durmió.
Seis horas después se
despertó agobiado, solo, y decidió seguir escribiendo el libro. Así, pensó, se
evadiría de la realidad.
Pero no fue así, porque le llegaron las facturas y deudas, y
estuvo a punto de quedarse sin nada. Le desahuciaron, estuvo limosneando y escribiendo
a partes iguales. Por fin terminó el libro. El día 8 de marzo de 2012 lo
publicaron. Se hizo rico, ganó cuatrillones de euros.
Era rico a los 35
años y murió a los 125 gracias a los avances tecnológicos que, eso sí, fundiéndose todo su dinero, consiguió vivir más de lo normal,
sin descendientes. Murió el 9 de octubre de 2021;
su cuerpo fue donado a la ciencia,
pero después de dos meses el cuerpo, de repente, se hizo polvo; eso se debió a los tratamientos a los que se
sometió para alargar su vida.
Mario Cereceda del Saz
1º ESO A
2º premio prosa categoría C
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