miércoles, 23 de diciembre de 2009

PUES SÍ, FELIZ NAVIDAD


Aunque no soy, que digamos, una entusiasta de estos festejos tan entrañables, sí tengo muchas ganas de daros un fuerte abrazo desde aquí a todos lo que os asomáis por este blog y de desearos toda la felicidad del mundo para estos días y para este año que ya está empujando y asoma la cabecita (¡Ya 2010! ¡Y yo sin nave espacial aún!). Que sobreviváis a todo tipo de eventos navideños y, en ocasiones...leed algún libro: remanso de paz entre tanto ruido...Os dejo con Paul (Dudaba: soy tanto de Paul como de John). Paz, y a vivir.

sábado, 19 de diciembre de 2009

CONCURSO "LIBROS Y LITERATURA"

En el blog “Libros y Literatura” organizan un sorteo entre todos sus lectores, así como un concurso específico para blogs a la mejor reseña literaria. En cada uno el premio consiste en un lote de libros compuesto por la colección completa “Viento abierto” de Ediciones del Viento formada por 15 títulos y valorada en 249€. Si quieres saber más detalles y participar entra aquí: http://www.librosyliteratura.es/libros.html

Yo participo con una reseña sobre
Un día perfecto, de Melania Mazzucco

jueves, 17 de diciembre de 2009

HOMENAJE A LA GENERACIÓN DEL 27



Con un día de retraso, me sumo a la iniciativa de Toni Solano para conmemorar que ayer, hace 82 años, tuvo lugar el famoso homenaje que la Generación del 27 le dedicó al poeta cordobés Luis de Góngora en Sevilla. Es dificilísmo escoger no sólo un poema, sino un poeta de entre todos ellos. Mis preferidos son Federico García Lorca, Pedro Salinas y Luis Cernuda. Sin embargo, escojo un bellísimo poema de Vicente Aleixandre, el enfermo con salud de hierro, el Premio Nobel de Literatura en 1977 y el amable anfitrión de generaciones de poetas en la famosa y hoy abandonada casa de Velintonia, 3. Homenajeemos, pues.


Se querían

Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente sólo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.






(Fuente: A media voz)

miércoles, 9 de diciembre de 2009

EL INFORME DE BRODECK

(Procedencia de la imagen)


“No soy nada, lo sé; pero completo mi nada con un poco de todo”

Philippe Claudel ha escogido esta frase de Víctor Hugo como preámbulo de una novela sobrecogedora, y no porque cuente nada que, a estas alturas, no podamos imaginar. Como en otras novelas suyas, la imprecisión es absoluta en cuanto a lugares o a tiempos. Da igual. El horror, la miseria y la mezquindad que reinan entre estos personajes son universales (aunque es evidente que estamos en la Europa de la II Guerra Mundial).
En un pueblo perdido –de cuyo nombre Claudel, como Cervantes, tampoco quiere acordarse-entre montañas majestuosas y valles de cuento tiene lugar un terrible suceso: Der Anderer, el extranjero, ha sido asesinado por los hombres del pueblo. Por todos, menos por Brodeck, quien se entera de los hechos porque casualmente ha ido a la fonda –donde se alojaba el extraño- a buscar mantequilla. Allí, el alcalde le encomienda una extraña tarea: tiene que escribir un informe para contar “toda la verdad”. Es el único que tiene algunos estudios y se dedica a redactar informes sobre la flora y la fauna de la comarca. Una vieja máquina de escribir le servirá para éste y para otro informe paralelo en el que Brodeck desgrana su vida, aunque no ordenadamente: la llegada del forastero –tan ajeno al mundo rudo al que acaba de llegar, y por ello tan incomprendido; los terribles años en el campo de refugiados, en el que era el “Perro Brodeck”; el silencio en el que se encuentra Emélia, su esposa, después de haber sufrido terribles atrocidades durante su ausencia; el encuentro con la pequeña Poupchette y una vida en la que siempre ha sido “diferente”.
“La estupidez es una enfermedad que casa bien con el miedo”, dice Brodeck, cuando por fin comprende todo. En esta novela llaman la atención dos cosas: la belleza de la naturaleza, que contrasta dolorosamente con la mezquindad de los hombres que la habitan, y la manera de dosificar la narración. Brodeck salta de unos hechos a otros, en un constante flash-back: su vida en el campo del horror, su época de estudiante en la capital, en vísperas de la guerra, su relación con el forastero, la presencia de los soldados en el pueblo...Incluso estos hechos se cuentan pausadamente. El narrador revela un detalle que le llama la atención; luego otro, y otro, hasta completar el puzzle. Sólo hacia el final sabemos, por ejemplo, cómo el odio hace el forastero se gestó, en parte, a través de sus dibujos, para ellos, diabólicos. Porque les reflejaban y no les gustó lo que vieron. Porque vestía distinto. Porque tenía esa manía de ir a todas partes con su cuaderno dibujándolo todo. Igualmente, el momento en que Brodeck sale de casa para ir a la fonda por la mantequilla es narrado en dos ocasiones: al principio y casi al final de la historia. Entonces encajamos todas las piezas. Pero no de la acción: como en Crónica de una muerte anunciada, sabemos lo que pasa desde el principio. Entendemos cuál ha sido el proceso que ha atravesado el cronista. Su decisión final. Los mecanismos en los que se refugia. Como ese señor Linh del que hablamos hace ya unos meses. Cuando hacía calor y soñábamos con un verano por delante...


El informe de Brodeck fue premio Goncourt des Lycéens en 2007. Su autor, además, se ha estrenado en 2008 como guionista y director de cine con la película Hace mucho que te quiero, con Elsa Zylberstein y Kristin Scott Thomas como protagonistas.




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La petite fille de Monsieur Linh

jueves, 3 de diciembre de 2009

FRANKENSTEIN

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Esta criatura a quien presta su rostro el gran Boris Karloff, se gestó un verano de 1816, a raíz de una fructífera visita que el poeta Percy B. Shelley y su esposa Mary realizaron al otro maldito del Romanticismo inglés, Lord Byron, quien se encontraba en su casa de Suiza. Como un juego, Byron retó a sus invitados a que escribieran una terrorífica historia. Mary escribió la novela Frankenstein y Polidori, el médico personal de Byron, un relato llamado "El vampiro". Así, Mary Shelley sentó las bases de la novela de terror que desarrollarían magistralmente, entre otros, autores como Allan Poe (La narración de Arthur Gordon Pym), Bram Stoker (Drácula), Óscar Wilde (El retrato de Dorian Gray), R. L. Stevenson (El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde) o Henry James (Otra vuelta de tuerca).


Se trata de una narración a distintas voces : las cartas de Robert Walton, el intrépido explorador que viaja hacia el Polo Norte y que encuentra a la extraña criatura y a su creador (entre tanto, el hielo cruje y grandes témpanos flotan a la deriva); Víctor Frankenstein, el hombre que quiso ser Dios y que, preso del fervor cientifista de sus días, trabaja incansablemente en dar vida a un cuerpo muerto hecho de retazos: ojos, brazos, piernas, corazón, piel...Espantado de su propia creación, escapa de su ella; y también el propio monstruo, quien en el encuentro con su artífice cuenta su vida desde que tuvo consciencia hasta ese momento en que se enfrentan cara a cara.

El tiempo de la narración también se cruza con la doble perspectiva del creador y de la criatura: conocemos las desgracias que se producen en la vida de Víctor Frankenstein y después, desde el punto de vista del monstruo, cómo tuvieron lugar. El engendro se revela como un ser sensible a la naturaleza, a las palabras (le emociona escuchar El paraíso perdido, de Milton, en labios humanos), a la música... Siente una enorme curiosidad por aprender y ansía con todo su corazón remendado afecto y calor ajeno. Vamos, que nos parecemos mucho al terrible ente que, privado de todo esto y condenado a sentirse rechazado por una mostruosidad que no ha elegido, se llena de ira y siembra el caos y el dolor por donde pasa.

Estos día atrás, en la clase de MAE de 4º ESO, hemos visto Remando al viento, la excelente película de Gonzalo Suárez premiada con seis Goyas, que recrea ese encuentro en Suiza del que hablaba al principio. Suárez traza una historia paralela a la creada por la autora en la novela pero, en este caso, el creador al que persigue el monstruo es ella misma, víctima de su propia imaginación. La película recrea magistralmente los hechos que vivió la propia autora y los suyos a raíz de esta visita: la muerte del hijo, de la hermana, de la primera esposa de Shelley y del mismo poeta tras salir a navegar. El agua como elemento recurrente y unas escenas que parecen sacadas de un cuadro de Turner o de Friedrich, hacen de esta película un instrumento imprescindible para sumergirnos de lleno, entre otras cosas, en el universo romántico (aunque a los alumnnos no les entusiasme tanto...pero eso es otro cantar...)


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martes, 1 de diciembre de 2009

EN MISA Y REPICANDO


Mi compañera y tocaya me reconviene porque no he celebrado desde el blog el último Cervantes: tiene razón, y me aplico a la tarea y a todos los deberes atrasados. Como todo el mundo sabe a estas alturas, el galardón ha recaído en el poeta, ensayista, narrador y traductor mexicano José Emilio Pacheco. Confieso que lo único que conozco de este autor es lo que he leído en estos días a raíz de la noticia. Celebro el hallazgo: destila calidez a través de esas fotos en las que sonríe desde la Feria del Libro de Guadalajara, y los pocos poemas y cuentos que he leído me recuerdan la hondura de un César Vallejo. Me recomienda mi tocaya que incluya un texto delicioso y demoledor: Elogio del jabón. Pues ahí va:

ELOGIO DEL JABÓN

El objeto más bello y más limpio de este mundo es el jabón oval que sólo huele a sí mismo. Trozo de nieve tibia o marfil inocente, el jabón resulta lo servicial por excelencia. Dan ganas de conservarlo ileso, halago para la vista, ofrenda para el tacto y el olfato. Duele que su destino sea mezclarse con toda la sordidez del planeta.
En un instante celebrará sus nupcias con el agua, esencia de todo. Sin ella el jabón no sería nada, no justificaría su indispensable existencia. La nobleza de su vínculo no impide que sea destructivo para los dos.
Inocencia y pureza van a sacrificarse en el altar de la inmundicia. Al tocar la suciedad del planeta ambos, para absolvernos, dejarán su condición de lirio y origen para ser habitantes de las
alcantarillas y lodo de la cloaca.
También el jabón por servir se acaba y se acaba sirviendo. Cumplido su deber será laja viscosa, plasta informe contraria a la perfección que ahora tengo en la mano.
Medios lustrales para borrar la pesadumbre de ser y las corrupciones de estar vivos, agua y jabón al redimirnos de la noche nos bautizan de nuevo cada mañana. Sin su alianza sagrada, no tardaríamos en descender a nuestro infierno de bestias repugnantes. Lo sabemos, preferimos ignorarlo y no darle las gracias.
Nacemos sucios, terminaremos como trozos de abyecta podredumbre. El jabón mantiene a raya las señales de nuestra asquerosidad primigenia, desvanece la barbarie del cuerpo, nos permite salir una y otra vez de las tinieblas y el pantano.
Parte indispensable de la vida, el jabón no puede estar exento de la sordidez común a lo que vive. Tampoco le fue dado el no ser cómplice del crimen universal que nos ha permitido estar un día
más sobre la Tierra.
Mientras me afeito y escucho un concierto de cámara, me niego a recordar que tanta belleza sobrenatural, la música vuelta espuma del aire, no sería posible sin los árboles destruidos (los instrumentos musicales), el marfil de los elefantes (el teclado del piano), las tripas de los gatos (las cuerdas).
Del mismo modo, no importan las esencias vegetales, las sustancias químicas ni los perfumes añadidos: la materia prima del jabón impoluto es la grasa de los mataderos. Lo más bello y lo más pulcro no existirían si no estuvieran basados en lo más sucio y en lo más horrible. Así es y será siempre por desgracia.
Jabón también el olvido que limpia del vivir y su exceso. Jabón la memoria que depura cuanto inventa como recuerdo. Jabón la palabra escrita. Poesía impía, prosa sarnosa. Lo más radiante encuentra su origen en lo más oscuro. Jabón la lengua española que lava en el poema las heridas del ser, las manchas del desamparo y el fracaso.
Contra el crimen universal no puedo hacer nada. Aspiro el aroma a nuevo del jabón. El agua permitirá que se deslice sobre la piel y nos devuelva una inocencia imaginaria.


(Procedencia de la imagen)

No me voy a olvidar del otro gran premio literario de estos días, el Nacional de las Letras, que ha recaído en Rafael Sánchez Ferlosio, el autor de Alfanhuí y de El Jarama, quien ya recibió el Premio Cervantes que hoy abraza Pacheco en el 2004, y el Nacional de Ensayo una década antes. Asoma Ferlosio de vez en cuando por la prensa con artículos en los que reflexiona sobre la actualidad y sorprende por la curiosidad viva que siente por todo lo que le rodea y por el inconformismo que desborda en sus escritos: siempre va más allá. Ferlosio fue un niño de la guerra, miembro de esa Generación de los 50 de la que también formó parte la escritora Carmen Martín Gaite, que fue su esposa y con la que compartió, años después de haberse separado, el dolor por la pérdida de una hija. A El Jarama le tengo mucho cariño por varias razones. Primero, porque me encanta (y aquí contradigo al autor, que hoy le parece un horror). Segundo, porque lo primero que pensé, hace ya una década, camino de mi nuevo destino en San Fernando de Henares, al pasar por las huertas de la vega del río, es que no iba a desaprovechar la ocasión de leerla con mis futuros alumnos. Así lo hice durante cuatro años en 4º de ESO. Muchos renegaban y decían :"Profe, si es mentira, si no hay quien se bañe en el río, es un vertedero". Pues sí, no hay quien se bañe. Para eso está el otro, el de Ferlosio.

Otro premio destacable es el Nacional de Teatro, que ha ido a parar a la actriz catalana Vicky Peña, quizá poco conocida entre los más jóvenes, pero que ha sido voz inolvidable del cine y la televisión (ha trabajado como actriz de doblaje) y se ha metido en la piel de personajes del cine y del teatro como Martirio, de La casa de Bernarda Alba, Doña Rosita la soltera, la tía Rosa, de Secretos del corazón o la perversa Mrs. Lovet de Sweeny Todd .


Por último, ya que hoy se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, es oportuno volver a una novela de Henning Mankell de la que hablamos aquí: El cerebro de Kennedy. Mankell muestra una visión desoladora sobre las causas de la extensión de la pandemia en África. Directa y terrible. Y, ahora, a seguir repicando...

miércoles, 25 de noviembre de 2009

CONTRA LA VIOLENCIA DOMÉSTICA

(procedencia de la imagen)


"Y, según yo he oído decir, el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario, y no forzoso . Siendo esto así, como yo creo que lo es, ¿por qué queréis que rinda mi voluntad por fuerza, obligada no más de que decís que me queréis bien? Si no, decidme: si como el cielo me hizo hermosa me hiciera fea, ¿fuera justo que me quejara de vosotros porque no me amábades? Cuanto más, que habéis de considerar que yo no escogí la hermosura que tengo, que tal cual es el cielo me la dio de gracia, sin yo pedilla ni escogella. Y así como la víbora no merece ser culpada por la ponzoña que tiene, puesto que con ella mata, por habérsela dado naturaleza, tampoco yo merezco ser reprehendida por ser hermosa , que la hermosura en la mujer honesta es como el fuego apartado o como la espada aguda, que ni él quema ni ella corta a quien a ellos no se acerca. La honra y las virtudes son adornos del alma, sin las cuales el cuerpo, aunque lo sea, no debe de parecer hermoso. Pues si la honestidad es una de las virtudes que al cuerpo y al alma más adornan y hermosean, ¿por qué la ha de perder la que es amada por hermosa, por corresponder a la intención de aquel que, por solo su gusto, con todas sus fuerzas e industrias procura que la pierda? Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos : los árboles destas montañas son mi compañía; las claras aguas destos arroyos, mis espejos; con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y hermosura. Fuego soy apartado y espada puesta lejos . A los que he enamorado con la vista he desengañado con las palabras; y si los deseos se sustentan con esperanzas, no habiendo yo dado alguna a Grisóstomo, ni a otro alguno el fin de ninguno dellos , bien se puede decir que antes le mató su porfía que mi crueldad. Y si se me hace cargo que eran honestos sus pensamientos y que por esto estaba obligada a corresponder a ellos, digo que cuando en ese mismo lugar donde ahora se cava su sepultura me descubrió la bondad de su intención, le dije yo que la mía era vivir en perpetua soledad y de que sola la tierra gozase el fruto de mi recogimiento y los despojos de mi hermosura; y si él, con todo este desengaño, quiso porfiar contra la esperanza y navegar contra el viento, ¿qué mucho que se anegase en la mitad del golfo de su desatino ? Si yo le entretuviera, fuera falsa; si le contentara, hiciera contra mi mejor intención y prosupuesto. Porfió desengañado, desesperó sin ser aborrecido: ¡mirad ahora si será razón que de su pena se me dé a mí la culpa! Quéjese el engañado, desespérese aquel a quien le faltaron las prometidas esperanzas, confíese el que yo llamare, ufánese el que yo admitiere; pero no me llame cruel ni homicida aquel a quien yo no prometo, engaño, llamo ni admito. El cielo aún hasta ahora no ha querido que yo ame por destino, y el pensar que tengo de amar por elección es escusado- Este general desengaño sirva a cada uno de los que me solicitan de su particular provecho; y entiéndase de aquí adelante que si alguno por mí muriere, no muere de celoso ni desdichado, porque quien a nadie quiere a ninguno debe dar celos, que los desengaños no se han de tomar en cuenta de desdenes. El que me llama fiera y basilisco déjeme como cosa perjudicial y mala; el que me llama ingrata no me sirva; el que desconocida, no me conozca; quien cruel, no me siga; que esta fiera, este basilisco, esta ingrata, esta cruel y esta desconocida ni los buscará, servirá, conocerá ni seguirá en ninguna manera. Que si a Grisóstomo mató su impaciencia y arrojado deseo, ¿por qué se ha de culpar mi honesto proceder y recato? Si yo conservo mi limpieza con la compañía de los árboles, ¿por qué ha de querer que la pierda el que quiere que la tenga con los hombres? Yo, como sabéis, tengo riquezas propias, y no codicio las ajenas; tengo libre condición, y no gusto de sujetarme; ni quiero ni aborrezco a nadie; no engaño a este ni solicito aquel; ni burlo con uno ni me entretengo con el otro. La conversación honesta de las zagalas destas aldeas y el cuidado de mis cabras me entretiene. Tienen mis deseos por término estas montañas, y si de aquí salen es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma a su morada primera."


Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, cap. XIV, I Centro virtual Cervantes

martes, 17 de noviembre de 2009

AB MÚSICA Y MÁS (Y MÁS...)

(fotografía de Zen)

Queridos cañadienses y visitantes de todas partes del planeta:

Por fin, por fin, podemos decir que además de la letra que humildemente aportaba este rinconcito de la blogosfera, La Cañada ya tiene música. Sí, sí, música y muchas más historias pensadas para hacernos pasar un buen rato y descubrirnos cosas nuevas. Ha nacido AB MÚSICA Y MÁS, el blog de Lola del Corral, nuestra compañera que se encuentra en un año de fecundo retiro en su Arcadia feliz. Os invito a que os deis un paseíto por un blog que os va a sorprender y del que vamos a aprender muchas cosas (¿Creías que lo sabíais todo sobre Luna nueva? Pues no os perdáis la entrada Luna nueva, claro de luna)


Además, por si acaso no os habíais enterado, este curso hemos asistido a una resurrección: el profesor Claudino, al frente de nuestra biblioteca, ha recuperado La Bengala, la revista del instituto. (Con solera, de cuando había COU y todo) ¿Todavía no te has apuntado? ¿A qué esperas?


Estamos en plena ebullición. Los grupos de trabajo echan humo: Pizarra Digital, Taller de Encuadernación y Portfolio europeo de las Lenguas están en plena tormenta de ideas. (¿No notáis las ojeras?) y, aunque sexenios mandan, nosotros también tenemos muchas ganas de aprender.


Tantas como los alumnos que seguro que se van a presentar al concurso ES DE LIBRO que convoca CEDRO: una excelente oportunidad para llevar a cabo un proyecto de investigación sobre un tema de tu interés. Como poco, es también una excelente herramienta para elaborar trabajos originales haciendo un uso correcto de otras fuentes de información. Pásate por este enlace y échale un vistazo a los trabajos ganadores de otras convocatorias: seguro que tienes alguna idea feliz...

martes, 10 de noviembre de 2009

¡ÁBRETE, SÉSAMO!

(procedencia de la imagen)


Ahora que tanto se habla de globalización, el mundo lleva globalizado al menos 40 años, que son los mismos que cumple Barrio Sésamo (Sesame Street). Los que ya hemos pasado "un poco" de largo por la treintena, y los que han venido después, aquí, en España, y en el mundo entero, (sin olvidar que los EEUU son su cuna, claro), hemos merendado al ritmo de "Arriba, abajo, derecha, izquierda" ; hemos visto los delirios del conde Draco contando murciélagos; Epi y Blas nos han acompañado tanto como el compañero de pupitre, y no nos daban miedo los monstruos porque compartían con nosotros devoción por las galletas. Los primeros regalos para mis hijos fueron un Epi (enorme) y un Blas (también enorme) que adoran. Ellos han visto Lunnis, Teletabis y otros seres semejantes; también pudieron ver Barrio Sésamo porque compré una colección de quiosco que he visto -sobre todo con el mayor- muchísimas veces. Les pregunto a ellos; le pregunto a la niña que fui/soy y no hay duda: Sesame Strees is the best! (Aún recuerdo con estupor aquella noticia escalofriante: resulta que lo que veíamos los niños de los 70 hoy se considera contenido sólo apto para adultos...
Pues, nada, un rendido homenaje a esos personajes políticamente incorrectos, en especial a:



-Epi y Blas

-El patito de goma de Epi


-Gustavo, el reportero más dicharachero de Barrio Sésamo


-El Conde Draco y su obsesión por contar las cosas


-La gallina Caponata ( estupenda Enma Cohen)


-Chema, el panadero (desgraciadamente, falleció hace poco)


-El señor Julián


-El caracol Perezgil


-Coco (¡Supeeeeeercoco!)


-Espinete


-Roberto y Ruth (Gabriel, excelente actriz e hija de la escritora Ana Rosetti)


-El mostruo de las galletas


-Elmo


-Óscar el gruñón




sábado, 7 de noviembre de 2009

DON CARLOS, DE FRIEDRICH SCHILLER



Había una vez un rey muy poderoso que tenía un hijo. La madre murió a los pocos días de nacer y el niño se crió, digamoslo así, de mano en mano. Su padre no le hacía mucho caso, pues estaba muy ocupado en dirigir un imperio, y él se sentía solo, muy solo. Además, tenía muy mala salud, y, para rematar la faena, se dio un golpe en la cabeza, que le dejó bastante tocado. Cuando creció, el niño demostró ambiciones de mando y pidió a su padre que le dejara al frente del ejército que iba a sofocar las rebeliones de cierto lugar al norte de su reino. Pero su padre no quiso, prefirió mandar a un hombre de confianza y, además, decidió que su hijo debía estar encerrado, pues demostraba ciertos brotes de rebeldía que no le beneficiaban. El joven, además, tenía otro motivo para estar enfrentado a su padre: su tercera esposa, y por tanto su madrastra, había sido antes su prometida. Cosas que pasan: la que iba a ser esposa del hijo pasó a ser esposa del padre. El príncipe muere en circunstancias poco claras.

Semejante material, ¿cómo no iba a ser inspiración para un escritor romántico? Pues eso debió de pensar
Schiller: la historia del príncipe Carlos, el primogénito de Felipe II, lo tenía todo. Carlos encarna al rebelde con causa enfrentado a un padre poderoso y autoritario, y Schiller entendía el teatro como una manera de enfrentarse a los problemas desde la rebeldía y la protesta, al menos en su época del Sturm und Drang. Con Don Carlos recurre por primera vez a la historia como materia dramática, y es también la obra que marca una nueva tendencia en su carrera: su teatro es ahora una herramienta pedagógica y estética de primer orden. Schiller es autor también, entre otras, de Los bandidos, y de Guillermo Tell, y, además de dramaturgo, fue poeta, historiador y filósofo. Fue el gran amigo de otra gloria de las letras alemanas, Goethe. Al dúo se unió Beethoven, a raíz de la admiración que sentía por el autor de Wherter y, aunque la amistad con Schiller fue más distante, Beethoven utilizó la Oda a la alegría de Schiller como letra del coro del cuarto movimiento de su famosa Novena Sinfonía.

El montaje de Don Carlos que se representa hasta mañana en el teatro Valle-Inclán de Madrid corre a cargo de
Calixto Bieito, el controvertido director de escena, premiado y cuestionado casi a la par (acaba de recibir el Premio de Cultura europeo 2009 y sus obras cosechan críticas excelentes en los teatros europeos).

Bieito recurre a un gran invernadero -al parecer, Felipe II cultivaba hortalizas por temor a ser envenenado- que acaba destrozado y con cadáveres aflorando a la superficie. Resulta curioso que las mujeres llevan unos preciosos trajes de época y los hombres no: desde el atuendo hiphopero del príncipe, pasando por el traje de señor serio del Duque de Alba y acabando en el atuendo informal pero discreto del rey (tanto, que mi tocaya y compañera me ha cotilleado que un amiga suya vio a Carlos Hipólito, el actor que encarba a Felipe II, con el mismo o un muy parecido atuendo comprando en el Mercadona ...). Por otra parte, la música tiene un papel importante: impresionante la intervención casi constante de la mezzo y del barítono-Duque; un poco con alfileres la inclusión del Sympathy for the devil, de los Rolling...

Tenía ganas de ver una puesta en escena de Bieito: casi todos sus montajes (no sólo teatrales, sobre todo operísticos) dan mucho que hablar, y le premian tanto como le critican. A mí lo cierto es que me dejó cierta sensación de tibieza: la puesta en escena es espectacular, pero a los actores parece que les falta ensayo. A Poza costaba seguirle porque iba bastante deprisa y la reina, a veces, resultaba sobreactuada. El príncipe que yo vi ( a Rubén Ochandiano le han sustituido varias veces) también era raudo y veloz en su declamación , y no siempre me lo creí. Sólo el rey -Carlos Hipólito- y el Gran Inquisidor -Mingo Ràfols- consiguieron hacerme sentir- sobre todo al final- que estaba en esa España negra que cerraba fronteras a la libertad de pensamiento y engrosaba el Índice de Libros prohibidos con El Lazarillo. (Es curioso que hace 30 años, Carlos Hipólito interpretó el papel de Don Carlos en una puesta en escena de José Carlos Plaza, en el Teatro de la Comedia de Madrid)

También resultaba difícil en ocasiones concentrarse en los diálogos, pues los personajes que en ese momento no hablaban discurrían por la escena realizando actividades diversas: la reina, el pino-puente; la Duquesa de Alba paseaba con la infantita, y los dos muertos -chico y chica- brotaban de la tierra...

Cabría preguntarse por qué se considera a un director, o a un montaje, transgresor o no. También si, a priori, este hecho le quita o le añade valor al propio montaje. Yo creo que no: ni vestir a los personajes de época asegura que el espectador vaya a participar del "espíritu" de la obra ni vestirlos de traje de chaqueta o descontextualizar la puesta en escena es en sí mismo un acto de extravagancia: depende. La puesta en escena de Gerardo Vera de
El rey Lear, que este mismo teatro ofreció hace un par de temporada mostraba a una corte vestida de traje de chaqueta , y fue emocinante y convincente: supo sacar la esencia de Shakespeare. A veces el exceso de metáforas y simbolismo -vuelvo a Bieito- descoloca al espectador, que no llega a ver todos los cuadros que tienen lugar a la vez porque sólo tiene dos ojos, y que se siente un poco tonto porque hasta que no lee el programa de mano y le explican el porqué de esto y de lo otro no entiende gran parte de la puesta en escena. En fin, algo tendrá el agua cuando la bendicen...

martes, 3 de noviembre de 2009

103 AÑOS DE FRANCISCO AYALA


Estaba claro que la muerte de Francisco Ayala estaba más cerca que lejos: a ver quién es el guapo que presume de tener 103 años ( a pocos meses de los 104) y mantener la cabeza en su sitio y la salud de hierro (bueno, sí, José Luis Sampedro está casi a la par de años y de lucidez). Hoy, día en que también despedimos a un actor legendario en nuestro país, José Luis López Vázquez (La cabina se contaba en el cole como una historia terrorífica al estilo de las leyendas urbanas), ha muerto el autor de Muertes de perro, el escritor centenario, y qué bien que llegó a ver el libro de Luis García Montero, otro granadino ilustre en esto de la literatura, Francisco Ayala, el escritor en su siglo y a festejar sus cien años. Autor de una extensa obra narrativa y ensayística, a mí me gusta especialmente el Ayala joven que escribe Cazador en el alba, en plena efervescencia de las vanguardias europeas: son cuentos que sorprenden por la explosión de metáforas e imagénes, y por la mezcla de modernidad y tradición ("La cabeza de medusa" es un buen ejemplo, o el cuento que da nombre a la colección). Es una joya también el elogio entusiasta que hace del cine en un ensayo que se inicia en 1929, El escritor y el cine y continúa en 1949 y 1987 (Aguilar, 1988). De sus colecciones de cuentos, me gusta especialmente La cabeza del cordero, con la Guerra Civil aún caliente en el estómago de los personajes que pululan por sus cinco cuentos. Siempre atento a las novedades y a la actualidad, era un amante de las nuevas tecnologías (decía que no concebía el mundo sin su "mac") y manifestó, en su discurso de agradecimiento al concedérsele el Premio Nacional de las Letras en 1998, que al intelectual no le cabía más actitud ante el mundo que nos había tocado vivir que una "muda perplejidad". Galardonado también con el Premio Cervantes en 1991, fue también Premio de la Crítica en 1972 por su novela El jardín de las delicias, Premio Nacional de Narrativa por Recuerdos y olvidos en 1983, miembro de la Real Academia de la Lengua desde ese mismo año y merecedor de prestigiosos galardones, así como varias veces candidato al Premio Nobel. Como tantos escritores españoles, hubo de exiliarse tras la Guerra Civil. Vivió en Argentina, en Puerto Rico, país en que fue profesor de la Universidad de Río Piedras (en la que también fue profesor el poeta Juan Ramón Jiménez) y de ahí marchó a Estados Unidos, donde también dio clase en prestigiosas universidades y escuelas. Menos mal, como dijo Blas de Otero, que me queda la palabra.

domingo, 1 de noviembre de 2009

PEDRO PÁRAMO


(Sin esperanza, Frida Kahlo)

Estoy acostada en la misma cama donde murió mi madre hace ya muchos años; sobre el mismo colchón; bajo la misma cobija de lana negra con la cual nos envolvíamos las dos para dormir. Entonces yo dormía su lado, en un lugarcito que ella me hacía debajo de sus brazos.
Creo sentir todavía el golpe pausado de su respiración; las palpitaciones y suspiros con que ella arrullaba mi sueño . . . Creo sentir la pena de su muerte . . . Pero esto es falso.
Estoy aquí, boca arriba, pensando en aquel tiempo para olvidar mi soledad. Porque no estoy acostada sólo por un rato. Y ni en la cama de mi madre, sino dentro de un cajón negro como el que se usa para enterrar a los muertos. Porque estoy muerta.
Siento el lugar en que estoy y pienso . . .
Pienso cuando maduraban los limones. En el viento de febrero que rompía los tallos de los helechos, antes que el abandono los secara; los limones maduros que llenaban son su olor el viejo patio.
El viento bajaba de las montañas en las mañanas de febrero. Y las nubes se quedaban allá arriba en espera de que el tiempo bueno las hiciera bajar al valle; mientras tanto dejaban vacío el cielo azul, dejaban que la luz cayera en el juego del viento haciendo círculos sobre la tierra, removiendo el polvo y batiendo las ramas de los naranjos.
Y los gorriones reían; picoteaban las hojas que el aire hacía caer, y reían; dejaban sus plumas entre las espinas de las ramas y perseguían a las mariposas y reían. Era esa época.
En febrero, cuando las mañanas estaban llenas de viento, de gorriones y de luz azul. Me acuerdo. Mi madre murió entonces.
Que yo debía haber gritado: que mis manos tenían que haberse hecho pedazos estrujando su desesperación. Así hubieras tú querido que fuera. ¿Pero acaso no era alegre aquella mañana? Por la puerta abierta entraba el aire, quebrando las guías de la yedra. En mis piernas comenzaba a crecer el vello entre las venas, y mis manos temblaban tibias al tocar mis senos. Los gorriones jugaban. En las lomas se mecían las espigas. Me dio lástima que ella ya no volviera a ver el juego del viento en los jazmines; que cerrara sus ojos a la luz de los días. ¿Pero por qué iba a llorar?
¿Te acuerdas, Justina? Acomodaste las sillas a lo largo del corredor para que la gente que viniera a verla esperara su turno. Estuvieron vacías. Y mi madre sola, en medio de los cirios; su cara pálida y sus dientes blancos asomándose apenitas entre sus labios morados, endurecidos por la amoratada muerte. Sus pestañas ya quietas; quieto ya su corazón. Tú y yo allí, rezando rezos interminables, sin que ella oyera nada sin que tú y yo oyéramos nada, todo perdido en la sonoridad del viento debajo de la noche. Planchaste su vestido negro, almidonando el cuello y el puño de sus mangas para que sus manos se vieran nuevas, cruzadas sobre su pecho muerto, su viejo pecho amoroso sobre el que dormí en un tiempo y que me dio de comer y que palpitó para arrullar mis sueños.
Nadie vino a verla. Así estuvo mejor. La muerte no se reparte como si fuera un bien. Nadie anda en busca de tristezas.
Tocaron la aldaba. Tú saliste.
-Ve tú -te dije-. Yo veo borrosa la cara de la gente. Y haz que se vayan. ¿Que vienen por el dinero de las misas gregorianas? Ella no dejó ningún dinero. Díselos, Justina. ¿Que no saldrá del purgatorio si no le rezan esas misas? ¿Quiénes son ellos para hacer la justicia, Justina? ¿Dices que estoy loca? Está bien.
-Y tus sillas se quedaron vacías hasta que fuimos a enterrarla con aquellos hombres alquilados, sudando por un peso ajeno, extraños a cualquier pena. Cerraron la sepultura con arena mojada; bajaron el cajón despacio, con la paciencia de su oficio, bajo el aire que les refrescaba su esfuerzo. Sus ojos fríos, indiferentes. Dijeron: "Es tanto." Y tú les pagaste, como quien compra una cosa desanudando tu pañuelo húmedo de lágrimas, exprimido y vuelto a exprimir y ahora guardando el dinero de los funerales. . .
Y cuando ellos se fueron, te arrodillaste en el lugar donde había quedado su cara y besaste la tierra y podrías haber abierto un agujero, si yo no te hubiera dicho: "Vámonos, Justina, ella está en otra parte, aquí no hay más que una cosa muerta."
------
-¿Eres tú la que ha dicho todo eso, Dorotea?
-¿Quién, yo? Me quedé dormida un rato. ¿Te siguen asustando?
-Oí a alguien que hablaba. Una voz de mujer. Creí que eras tú.
-¿Voz de mujer? ¿Creíste que era yo? Ha de ser la que habla sola. La de la sepultura grande. Doña Susanita. Está aquí enterrada a nuestro lado. Le ha de haber llegado la humedad y estará removiéndose entre el sueño.
-¿Y quién es ella?
-La última esposa de Pedro Páramo. Unos dicen que estaba loca. Otros, que no. La verdad es que ya hablaba sola desde en vida.
-Debe haber muerto hace mucho.
-¡Uh, sí! Hace mucho. ¿Qué le oíste decir?
-Algo acerca de su madre.
-Pero si ella ni madre tuvo . . .
-Pues de eso hablaba.
-. . . O, al menos, no la trajo cuando vino. Pero espérate. Ahora recuerdo que ella nació aquí, y que ya de añejita desaparecieron. Y sí, su madre murió de la tisis. Era una señora muy rara que siempre estuvo enferma y no visitaba a nadie.
-Eso dice ella. Que nadie había ido a ver a su madre cuando murió.



Pedro Páramo es la única novela del autor mexicano Juan Rulfo. Se publicó en 1955 y trata del viaje que Juan Preciado hace a Comala en busca de su padre, Pedro Páramo. La novela tiene una original estructura narrativa en la que se superponen tiempos y voces diferentes, y se encuadra dentro del llamado realismo mágico: los habitantes de Comala están muertos, pero esto no es un hecho extraordinario; quizá lo extraordinario es haber vivido... Juan Rulfo es también autor del libro de cuentos El llano en llamas y, a pesar de su corta obra, tiene un puesto muy destacado en la literatura universal del siglo XX. También lo tiene la celebración mexicana del Día de Muertos. Tanto que, en el año 2003 la Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad.

miércoles, 28 de octubre de 2009

NOTICIAS DEL MÁS ALLÁ



Parece mentira que estemos a las puertas de noviembre. En Madrid, al menos, parece que vamos camino de la primavera. A lo mejor es que se han invertido los polos y ahora caminamos hacia el verano austral... El caso es que tenemos la Noche de Difuntos a la vuelta de la esquina y parece que Don Juan invita a cenar, aunque creo que será mejor rechazar educadamente la invitación y conformarnos con verlo por las calles de Alcalá de Henares, como viene sucediendo desde hace 25 años. La cita es el viernes 30 y el sábado 31, en la Huerta del Palacio Arzobispal, a las 19 horas. (Cuando era más joven, tenía cierta manía a este Don Juan de Zorrilla, noblote en el fondo y con un punto de ingenuidad. Prefería al de Tirso: ya puestos a ser malos, pues malos de verdad. Pero lo cierto es que éste tiene una esencia dramática muy poderosa y atractiva, con sus ripios y todo: recuerdo la emoción que le produce a Ana Ozores, La Regenta de Clarín, la contemplación de la obra...)

Me he enterado de que la famosa novela
Drácula, de Bram Stoker, va a tener continuación a cargo de Dacre Stoker, sobrino nieto del famoso autor. Se va a titular El No-muerto (The Un-Dead), y tendrá como protagonista al hijo de Mina y Jonathan Harker, Quincey, 25 años después. ¿Estará a la altura?...

Y, hablando de vampiros, por fin pude ver
Déjame entrar, película premiada en el Festival de Sitges 2008 y en muchísimos festivales más. Está basada en la novela del mismo título, de John Ajvide Lindqvist. El vampirismo en la historia quizá sea lo de menos. Lo de más es la tierna relación que se crea entre dos adolescentes, casi niños, que llevan diariamente la carga del rechazo y la soledad. Bellísima, a pesar de los sobresaltos.


Me he enterado también de que algo huele a podrido en Dinamarca...pero para saber qué es, vamos a tener que esperar a leer Hamlet en las clases de Literatura universal: al parecer, un espectro se pasea por la corte del rey Claudio, y los centinelas, envueltos en niebla y frío, le esperan atenazados por el miedo y la incertidumbre...

El que ya descansa en paz 160 años después es el maestro del terror Edgar Allan Poe, al que hemos recordado este año en el bicentenario de su nacimiento. Hace un par de semanas se han celebrado dos funerales en Baltimore con bastante afluencia de público, porque, al parecer, el que tuvo lugar en el momento de fallecer el escritor pasó bastante desapercibido.

Por último, y esto es del más acá... ¡Hoy este blog cumple un añito! Un año de aprendizaje intenso y de experiencias y descubrimientos maravillosos.

Aprovecho para agradeceder la visita, consciente o inconsciente , por estas páginas, a todos los lectores cañadienses y a los que vienen de más allá del Jarama...

¡Para todos un gran abrazo!

martes, 27 de octubre de 2009

ULISES Y LA LUNA


Todos los hombres yacen dormidos, largo tiempo ha pasado desde que el carro de Helios surcó el cielo arrastrando al solemne Sol fuera de aquellos lares. Todo el mundo ya soñaba. Pero aquella noche, Morfeo no fue bienvenido en todas las casas, pues una persona permanecía todavía despierta: Ulises.

En la proa de su barco surcando el mar se encontraba. Absorto mirando a la bella luna, pensando en su amada Penélope, evocando sus recuerdos de cuando estaba en su alcoba entre sus cálidos brazos.

Pasaban las horas y Ulises seguía mirando aquella circunferencia que alumbraba el cielo en todo su esplendor acompañada por vivaces luces danzarinas que pintaban la mar serena de plata.
En toda esa suma calma, estridente bailarín hizo presencia, Dionisio, que regresaba de machacar flores con su mortero ebrio y deleitoso, el cual pronto advirtió la presencia del infeliz Ulises en la proa admirando a la luna. Baco, brillante malicioso, susurro al oído de la bella Selene, la cual había estado escuchando los lamentos de Ulises, que engañase al descuidado mortal mostrándole la imagen de su mujer reflejada en ella; Selene así lo hizo.

Cuando Ulises vio a su mujer se quedo atónito, Dionisio poniendo voz de fémina le hizo llamar con dulces cantos; era el punto débil de Ulises, habían dado con su talón de Aquiles, Penélope.
La imagen de Penélope en la luna desapareció, Ulises la llamó a gritos despertando así a sus compañeros. Repentinamente, la imagen de su dulce esposa se refractó en el reflejo de Selene en el mar, y Dionisio hizo que Ulises, desde arriba, viese en el agua, en la proa que se había convertido en una terraza, una mesa repleta de exquisiteces. Penélope le llamaba para cenar y Ulises bajó las escaleras hacia el jardín, saltando por la borda.

Los compañeros de Ulises ya despiertos al oír el zambullido fueron corriendo hacia la proa, pero no vieron a nadie. Alarmados, uno pudo avistar en la lejanía un cuerpo flotando. Era Ulises. De inmediato se tiró al agua yendo hacia su rescate, mientras al timón otro daba la vuelta al barco. Dionisio junto a Selene reían a carcajadas al admirar aquella escena tan cómica para ellos. Finalmente, Ulises fue rescatado, recuperado y por fin Morfeo pudo otorgarle con su visita.


Alberto Trijueque Pegalajar 4ºA

lunes, 26 de octubre de 2009

ULISES EN EL MAR

La vuelta de Ulises (Giorgio de Chirico)

Era una noche tranquila, en un mar muy claro y azul.
Ulises, sentado en un pequeño madero que había en proa, observaba las estrellas. El sonido del agua agitándose alarmó a Ulises. Con rapidez, se asomó por la borda y no vio nada; se fue al otro extremo, y tampoco había nada.
Ulises se volvió a sentar, y sacó una pequeña bolsa de víveres.

Volvió a escuchar el chapoteo del agua.
Antes de poder levantarse, un tentáculo enorme se asomó por la borda, y así hasta nueve veces. Todos los compañeros salieron asustados:

-¡Una maldición de los dioses, Ulises! – gritó uno de los hombres, que fue el primero en ser asesinado por el monstruo.

-¡A las armas! – Gritó Ulises.

Cuando los hombres empezaron a atacar al horrible monstruo, cortándole varios de sus miembros, éste gritó de dolor y desapareció al instante.
El silencio se rompía con el ajetreo de las olas y las respiraciones de los marineros y Ulises.

De repente, una luz azul cristalina salió del mar, y todos la miraron estupefactos.
Todo el mundo se quedó mudo al ver al Majestuoso Dios Poseidón, con unas ropas de color verde decoradas con estrellas de mar relucientes y perlas brillantes. Estaba sentado sobre una gran ola que tenía forma de trono.
Empuñaba el tridente de oro sobre la mano derecha, y sobre su cabeza lucía una bella corona.

-¡¡¡ULISES!!! ¡TÚ! La leyenda que viajó al Hades, y ha salido vivo de numerosas trampas. Pero no escaparás de mi ira; por tu culpa, mi hijo Polifemo está ciego.
Pagarás las consecuencias, Ulises. – Y sus palabras retumbaron en el barco como un trueno sobre la Tierra.

Entonces el cielo se volvió negro y las aguas comenzaron a revolverse entre ellas. La ira de Poseidón estaba reflejada en sus ojos. Ulises y sus compañeros se agarraron a lo que podían, pero algunos cayeron al mar y murieron ahogados.
Ulises, al ver que sus compañeros morían ahogados o asesinados por el monstruo del agua, intentó hacer razonar a Poseidón:

- ¡Dios Poseidón, escúchanos! – Gritó Ulises con todas sus fuerzas.
- ¿Qué es lo que quieres, sucio mortal? – preguntó Poseidón con un tono burlón.

El temporal se calmó al distraer a Poseidón.

- Te propongo una prueba. Mis hombres y yo, contra ti. – Dijo Ulises.
- ¿Estás loco Ulises? ¡¿Es que quieres matarnos?! – Dijeron los hombres de Ulises sin acordarse de la astucia de éste.

- Si pierdes, ¿qué ganaré? – preguntó Poseidón.
-Nuestras vidas, nuestro barco, y la gloria de haber acabado con la leyenda de Ulises – respondió Ulises desafiante. – Y si gano yo, nos garantizarás el viaje de vuelta a casa por los mares, y uno de tus más preciados tesoros marinos.

- De acuerdo Ulises, pero la prueba la pondré yo. Sé de tu astucia y no me fío de ti. – Dijo Poseidón con la sonrisa de la victoria en la cara.

Ulises miró a sus compañeros y les guiñó el ojo, sin que el dios se diese cuenta.
-¿Y bien? ¿Cuál es la prueba? Apuesto a que es una prueba cualquiera… – Dijo Ulises provocando aún más la ira del dios.

-¡¡Calla Ulises!! ¡Que desearás no haberme provocado de tal manera! – Retumbaron sus palabras. – La prueba consistirá en una carrera marítima.

-Señaló con su gran tridente a kilómetros de ellos, y allí se levantó una gran ola que señalaba el final del trayecto, y el comienzo de una nueva vuelta. – Ida y vuelta Ulises, el que primero llegue aquí otra vez, gana. – Así dijo.

Ulises se volvió hacia sus compañeros, y se reunieron en corro, allí hablaron hasta que Poseidón perdió la paciencia.

-¿Quién dará la salida? – Preguntó Ulises.
- Mi esposa, Anfítrite.

Y de un remolino de agua salió la diosa. Con unas elegantes ropas blancas y cordones verdes brillantes. Con muchas perlas decorando su cuerpo, y un exótico peinado recogido con unas pinzas de langosta.

-Correré la carrera en mi carro, pero prescindiré de mis caballos de mar, utilizaré mi gran y fiel amigo, el Kraken. – dijo Poseidón, atando al horrible monstruo al carro.
-“Como pensaba…” – pensó Ulises. – Yo utilizaré mi barco, con todos mis hombres remando sin descanso. – Alzó la voz.

El barco de Ulises y el carro de Poseidón ya estaban colocados en la línea de salida, que estaba señalada con espuma del mar.


Anfítrite se dispuso a dar la orden de salida:

-¡Ya! – Gritó Anfítrite con todas sus fuerzas.

Los hombres empezaron a remar con tanta fuerza, que estaban igualando casi la velocidad del Kraken. Poseidón, que veía que le alcanzaban, empezó a crear olas para que el barco se hundiera. Pero los gritos de ánimo de Ulises hacia sus compañeros, fue más fuerte que las olas de Poseidón.

La ola gigante que había creado Poseidón antes estaba cerca, y el carro de Poseidón, que ya había llegado a ella, derrapó y siguió su curso hacia la meta.
El barco de Ulises llegó después y también derrapó en la ola y siguió su curso.
Los hombres veían la muerte tan cerca como Poseidón estaba de la meta.
Entonces, Ulises al ver el desánimo de sus compañeros, sacó una flauta de su chaqueta. Pero no era una flauta cualquiera, era la flauta de Atenea. Se la había regalado anteriormente para su viaje.

Ulises empezó a tocar, y los hombres escucharon la alegre melodía.
Entonces, empezaron a remar con más fuerza, ésta era su oportunidad.
La melodía llegó a los oídos de Poseidón, de Anfítrite y del Kraken, haciendo que se retorcieran de dolor.
El calamar gigante paró en seco el carrito, y Poseidón tampoco podía moverse por el dolor de cabeza que le producía la melodía.

Ulises, comenzó otra vez a dar ánimos a sus compañeros sin olvidarse de tocar la flauta. Cada vez estaban más cerca de la meta, al igual que Poseidón.
Los hombres agotados de tanto remar hicieron el último esfuerzo, y consiguieron adelantar a Poseidón.
Éste, lleno de furia se levantó como pudo y se tiró del carro corriendo sobre las aguas hacia el barco de Ulises.

-¡Aquí viene mi señor! ¡¡Ulises, por allí llega Poseidón!! – gritaban los marineros.

-¡¡Rápido, agarraos a los cabos!! – Gritó Ulises.

Poseidón se iba acercando cada vez más y más. Ulises había dejado de tocar la flauta, todo estaba pensando.

Poseidón llegó al barco y lo agarró con sus dos grandes manos, lo levantó por encima de su cabeza y lo hizo volar por los aires con todas sus fuerzas.
Los marineros gritaban de terror, al ver el cielo más cerca que el mar.

Cuando el barco cayó al mar, mientras Poseidón daba el grito de la victoria, Anfítrite no podía dar crédito a lo que veía.

Ulises y sus hombres habían cruzado la línea de meta, gracias a Poseidón,
quien, al darse cuenta, estalló de ira y comenzó a gritar agitando los mares y creando remolinos infernales. Pero de poco sirvió.
Calmado el mar, Ulises negoció con Poseidón el tesoro más valioso que le tenía que dar.

- Eres astuto Ulises, has ganado limpiamente, que los dioses te oigan- dijo Poseidón frustrado.- Aquí tienes el tesoro.
Era una pequeña fuente, donde manaba agua dulce interminable, y que a su vez, esa agua era curativa. Tenía forma de sirena, y había muchos peces grabados en la piedra.

- ¿Y nuestro viaje por los mares será seguro o no? – preguntó Ulises, conociendo la respuesta del dios.
- Solo los hombres no cumplen sus palabras, yo soy un dios, y la cumpliré. Tendrás las aguas más tranquilas de todos los océanos, los peces seguirán tu barco para que no haya escasez en comida, o si lo prefieres, agitaré las olas, para que transporte tu barco más rápido de lo que viaja ahora. – Terminó de hablar Poseidón.
Anfítrite, que también quería darle un regalo a Ulises y a sus hombres, mandó reconstruir los daños del barco, y escogió a los delfines más rápidos para que les transportasen un trayecto del camino a casa.

-Adiós, Ulises, nos volveremos a ver. – Pronunció Anfítrite con una sonrisa en la cara.

Y los dos desaparecieron en un remolino de agua y un reflejo de luz. El Kraken, también se fue, dejando un rastro de tinta allí por donde pasó.
Los delfines tiraban del barco, mientras los hombres descansaban después del gran esfuerzo.

Todo el mundo se felicitó, y comieron ricos peces recién pescados. Bebieron buen vino, y a los marineros heridos se les dio el agua curativa de Poseidón, que curaba las heridas al instante.

Y así llegó la noche, y mientras todos los marineros dormían en sus camarotes, Ulises miraba de nuevo las estrellas, y escribía en una carta su gran aventura con el dios del mar, Poseidón.

Alba Lillo Martín 4º ESO B




domingo, 18 de octubre de 2009

ROMANTICISMO Y LIM

El otoño es romántico, y no sólo por la caída de la hoja. Es que en algunos cursos de Literatura toca hablar del siglo XIX, y es ahí donde se sitúa el Romanticismo. En EL TINGLADO hemos encontrado dos LIM (libro interactivo multimedia) muy interesantes que os ayudarán a conocer mejor este movimiento. El primero se llama "El Romanticismo" y repasa a grandes rasgos el contexto, los temas, obras y autores principales de este movimiento. Destaca no sólo la elección de la estética de las imágenes, elaborada a partir de la película La novia cadáver, de Tim Burton, sino también el rigor y la síntesis de sus contenidos. Su autora es Pilar Soler. El segundo, elaborado por Manuel Guerrero, ofrece una selección de ocho rimas de Gustavo Adolfo Bécquer que podrás leer y escuchar, con unas imágenes y una música de fondo muy sugerentes .


(pincha en la imagen para ir a la actividad)

(la imagen te lleva al LIM)

En la misma página de EL TINGLADO hay un "Taller de lim" de Javier Escajedo acerca de cómo realizar paso a paso un libro LIM: una herramienta educativa sin duda muy interesante y con muchas posibilades que Manuel Guerrero también conoce estupendamente. No dejéis de visitar los enlaces.

Entradas relacionadas:

Románticos y neorrománticos

Una cita con Don Juan

jueves, 8 de octubre de 2009

MI NOMBRE ES NADIE

Queridos alumnos de Literatura universal de 4º:

Vamos a abordar uno de los textos más maravillosos que nunca se han escrito. Lo escribió un poeta ciego, un tal Homero que debía tener una imaginación fértil y maravillosa. Se le atribuye la creación de las dos grandes epopeyas de la literatura griega: La Ilíada y La Odisea. Si en la primera el protagonista es Aquiles (su cólera terrible...) y el espacio una Troya en plena guerra de la que saldrán muchos perdedores, en la segunda el mar cobra protagonismo a través del héroe Odiseo o Ulises, fuerte y astuto, amado por mujeres diversas: la esposa que aún le espera después de décadas sin noticias de él, la seductora Circe, la ninfa Calipso, que sólo le dejará marchar cuando los dioses se lo ordenen, y la mismísima Atenea, que le protege frente a las iras de los todopoderosos del Olimpo.

Vamos a leer entre todos algunos cantos de La Odisea. Después haremos estas actividades:


1. Busca la definición de epopeya; sus orígenes, su función y sus características.

2. Las dos grandes epopeyas de la literatura griega son La Ilíada y La Odisea, ambas atribuidas a Homero. Localízalas en el tiempo y haz un resumen (breve) de sus argumentos.


3. En clase vamos a leer algunos cantos de La Odisea. Después tendrás que hacer un resumen de lo leído en tu cuaderno y contárselo a tus compañeros. (¿Te atreves a hacer de aedo y contarlo como si estuvieras en el palacio de Alcínoo?)

Aquí podéis encontrar el texto completo:

http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/OtrosAutoresDeLaLiteraturaUniversal/Homero/Odisea/index.asp
Seguro que después de la lectura puedes explicar el título de la entrada...


No puedo imaginar otro Ulises distinto de Kirk Douglas, que protagonizó una famosísima película sobre las aventuras del personaje de Homero. Ésta es la escena en la cueva de Polifemo, tan grande y tan ingenuo...

miércoles, 7 de octubre de 2009

EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO

Parece que tenemos cierta obsesión con el solsticio de verano, dado que las últimas representaciones que hemos ido a ver con nuestros alumnos están ambientadas en la mágica noche de San Juan. En este caso nos hemos asomado a ese bosque imaginado por el amigo William en una Atenas en la que Puck hace de las suyas con flores y pócimas aunque, como mandan los cánones de la comedia, todo acaba bien: cada oveja con su pareja.


El montaje de Helena Pimenta es original y sorpredente, "actualizado" con respecto al que se llevó hace años un merecido Premio Nacional de Teatro y otros muchos más. Las escenas se suceden con bastante fluidez y los actores cambian de registro con absoluta naturalidad y verosimilitud. El lirismo y la inquitud de las escenas en las que aparecen Oberón, Titania o Puck contrastan con la carcajada que provoca esa compañía plurilingüe y achulada que está ensayando la historia de Piramo y Tisbe.

El final fue apoteósico y yo lloré de risa hasta la deshidratación (efecto secundario que quedó subsanado en una alegre tabernilla de Bravo Murillo). Espero que para vosotros, queridos alumnos, haya sido igual de catártico. Ahora toca ponernos serios: en clase nos espera Hamlet...


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Tito Andrónico
Noche de San Juan en el Pavón

lunes, 5 de octubre de 2009

HIPÓLITO




En la clase de Literatura de 2º de Bachillerato nos hemos puesto un poco trágicos. Estamos leyendo Hipólito y, después de la lectura, toca trabajo. En este enlace os dejo lo que tenéis que hacer y un vídeo del estreno de Fedra en el Festival de Mérida. Ahora se representa en el teatro Bellas Artes, de Madrid, así que, animaos...


Hipólito

No puedo evitar hacer una referencia a El castigo sin venganza, de Lope de Vega: drama de honor al más puro estilo calderoniano. Me perdí la versión de Eduardo Vasco de hace unos años en el Pavón, pero recuerdo perfectamente a Ana Marzoa en el papel de Casandra y a un jovenzuelo Tito Valderde como el hijastro enamorado en un montaje de hace muchos, muchos años. Me impresionó el montaje y me horrorizó lo que contaba Lope: barbaridades en nombre del honor. Que luego Woody Allen se casara con Soon Yi y que hoy sean felices y coman perdices me reconcilia con el mundo.

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Lope, te leemos

domingo, 4 de octubre de 2009

LO BUENO SI BREVE...


La literatura proverbial y sapiencial es tan antigua como el mundo. Aparece en las tablillas de cera de los pueblos que habitaron Mesopotamia y en ellas se recoge la experiencia y la sabiduría de un pueblo que quiere que permanezca su cultura milenaria hasta el momento transmitida de forma oral. Todas las culturas poseen estos testimonios de sabiduría, moral y sentido práctico que son enseñados a los más jóvenes para su formación.


"Un PROVERBIO es una sentencia moral y didáctica, generalmente de carácter culto. A diferencia del refrán, el proverbio comporta un cierto significado erudito o histórico que, según sea su origen, hace que se denomine de diferente forma. Si la sentencia procede del campo de la ciencia, el proverbio recibe el nombre de “axioma”, “máxima” o “aforismo”; si la sentencia parte de un personaje célebre, el proverbio es calificado con el nombre de “apotegma”. La definición de proverbio fue fijada en la Antigüedad clásica y expresada ya por Aristóteles, quien, en un pasaje recogido por Sinesio de Cirene, incluyó en ella cuatro conceptos: antigüedad, expresión de sabiduría, concisión y condicionante histórico de su contenido. La labor pedagógica y evangelizadora de los autores cristianos medievales que escribían en latín encontró en los proverbios la mejor herramienta, hasta el punto de que han sido contabilizados unos 40.000 por el investigador H. Walther. La mayor parte se sacaban de las Sagradas Escrituras –especialmente del Libro de los Proverbios– y de los autores populares con más arraigo popular, y se transmitían habitualmente mediante la predicación. No debe establecerse una separación para esta época entre los proverbios escritos en latín y los escritos en las lenguas vernáculas, tal como señaló ya Américo Castro después de descubrir y estudiar varios glosarios latino-españoles. Éstos muestran cómo los estudiantes escribían en sus cuadernos proverbios en latín y castellano, lo que permite afirmar que desempeñaban un importante papel en el aprendizaje de la lengua latina. La más antigua recopilación de proverbios en España es la titulada Romancea proverbiorum, elaborada h. 1350 por un estudiante aragonés. Pero la primera muestra de poesía gnómica en lengua castellana se debe a otro autor del s. XIV, el rabino Sem Tob de Carrión (Palencia), quien en sus Proverbios morales siguió tanto la tradición culta, sentenciosa, de la poesía sapiencial hebrea como la misma riqueza en refranes del saber popular castellano que utilizara el Arcipreste para su Libro de Buen Amor. El resultado es una poesía filosófica extraña en la literatura española y en la Castilla cristiana de aquella época, de un sereno y profundo escepticismo cargado de amor por el saber y por el propio esfuerzo intelectual. [...]

Debe señalarse, finalmente, la utilización conjunta de proverbios y refranes en famosas obras literarias de todos los periodos de la literatura española, como La Celestina y el Quijote, donde tienen una función esencial. Tal como señaló Menéndez Pelayo, las más de 240 sentencias presentes en La Celestina contribuyeron sin duda alguna al gran éxito popular de esta obra; y lo mismo cabe decir de las 263 incluidas en la magistral obra de Cervantes, donde éste teoriza, además, sobre la naturaleza del proverbio: “sentencia corta fundada en una larga experiencia”.


Fuente:
http://www.grupoenciclo.com/granenciclopedia/literatura/proverb.htm
Procedencia de la imagen

Yo, cuando pienso en "proverbios", no puedo evitar acordarme de Antonio Machado y de sus "Proverbios y cantares", de Campos de Castilla, de los que os ofrezco algunos (os remito a la página donde podéis encontrar el resto). Comparte con los bíblicos su brevedad y su tono sentencioso. Machado también utiliza recursos como las anáforas y los pararalelismos, tan sencillos como eficaces. Siempre, o casi siempre, menos es más.

I

Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón.
me gusta verlos pintarse
desol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.

III

A quien nos justifica nuestra desconfianza
llamamos enemigo, ladrón de una esperanza.
Jamás perdona el necio si ve la nuez vacía
que dio a cascar al diente de la sabiduría

IV

Nuestras horas son minutos
cuando esperamos saber,
y siglos cuando sabemos
lo que se puede aprender.

V

Ni vale nada el fruto
cogido sin sazón...
Ni aunque te elogie un bruto
ha de tener razón.

VI

De lo que llaman los hombres
virtud, justicia y bondad,
una mitad es envidia,
y la otra, no es caridad

XVII

El hombre sólo es rico en hipocresía.
En sus diez mil disfraces para engañar confía;
y con la doble llave que guarda su mansión
para la ajena hace ganzúa de ladrón.

XXI

Ayer soñé que veía
a Dios y que a Dios hablaba;
y soñé que Dios me oía...
Después soñé que soñaba



XXIII

No extrañéis, dulces amigos,
que esté mi frente arrugada;
yo vivo en paz con los hombres
y en guerra con mis entrañas.

XXIV

De diez cabezas, nueve
embisten y una piensa.
Nunca extrañéis que un bruto
se descuerne luchando por la idea.

XXVI

Poned sobre los campos
un carbonero, un sabio y un poeta.
Veréis cómo el poeta admira y calla,
el sabio mira y piensa...
Seguramente, el carbonero busca
las moras o las setas.
Llevadlos al teatro
y sólo el carbonero no bosteza.
Quien prefiere lo vivo a lo pintado
es el hombre que piensa, canta o sueña.
El carbonero tiene
llena de fantasías la cabeza.

XXIX
Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay caminio,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.
XLI
Bueno es saber que los vasos
nos sirven para beber;
lo malo es que no sabemos
para qué sirve la sed.
XLIX
-Nuestro español bosteza.
¿Es hambre?¿Sueño?¿Hastío?
Doctor,¿tendrá el estómago vacío?
-El vacío es más bien en la cabeza.