miércoles, 27 de marzo de 2013

EL COLOQUIO DE LOS PERROS



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Ayer tuvo lugar en Madrid, en el Teatro Pavón,  el preestreno de El coloquio de los perros, (el estreno  chipén es hoy, Día Mundial del Teatro), una adaptación libre de Els Joglars, la histórica compañía catalana fundada por Albert Boadella (actualmente director artístico de los Teatros del Canal). Esta es la última de las doce Novelas ejemplares que el autor de Alcalá publicó en 1613, a imitación de las "novellas" italianas, es decir, narraciones cortas, en cuya misma línea escribirán después Lope  sus Novelas a Marcia Leonarda o María de Zayas sus Desengaños amorosos.

Esta novela que nos ocupa rompe con el principio de verosimilitud que debía guiar estos escritos: dos perros, Cipión y Berganza, amigos y residentes en Hospital de la Resurreción de Valladolid, se encuentran una noche con el inesperado don del habla. No lo desaprovechan, y Berganza pasa la noche entera contando a Cipión su perruna vida desde que vio la luz en Sevilla, en su Matadero, hasta que dio a parar en ese hospital en que el ambos viven. Entre un punto y otro, el recorrido por la vida de sus amos le sirve para mostrarnos, igual que hace Lázaro de Tormes al hablar de los suyos, una variopinta galería de personajes,  la mayoría de ellos más bien "anchos de conciencia", y con más defectos que virtudes: matarifes, pastores desalmados, hechiceras, alguaciles ladrones, mercaderes, soldados, gitanos, moriscos, poetas, comediantes...

Que el texto tenía chicha dramática, estaba claro: toda la novela es un diálogo, materia en la que Cervantes es un maestro: ¿Qué es El Quijote sino un delicioso diálogo, principalmente entre dos almas cándidas -en el mejor sentido de la palabra-, salpicado de aventuras  e ingeniosos sucedidos criados por la mente lúcida, irónica y preclara de su autor? Otra cosa es poner esa chicha sobre las tablas, y en eso creo que Fontseré  -ahora es el director- y su troupe en general han acertado. En este caso, Cipión y Berganza se hallan en una perrera, y uno de los vigilantes, Manolo, comprueba una noche estupefacto que los chuchos hablan. Un habla un poco rara para un Manolo cualquiera, pues su parla es como si fueran mismamente los perros que protagonizan la novelita del de Alcalá, hecho que se explica porque son almas que han ido pasando de cuerpo en cuerpo desde tiempos inmemoriales (Berganza, sin ir más lejos, ha sido mosca, Santa Teresa, lirio....en fin, un sinvivir).

El caso es que los chuchos dan cuenta cabal a Manolo de sus vidas: quiénes fueron sus amos, desde una señora que gritaba mucho que los compró en una tienda de animales en Sevilla), pasando por  unos pastores, uno autóctono y otro morisco, una señora rica de barrio-bien, hasta una agente de policía que trabajaba con ellos en un aeropuerto...Al igual que los canes cervantinos, los perros, como todo hijo de vecino, ven cómo sus vidas pasan de un estado próspero a otro miserable como se pasa del día a la noche. Manolo mete baza de vez en cuando: también cuenta algo de su perra vida (por ejemplo, ese hijo ecologista que le coge a todas horas el coche a la madre para ir a salvar el mundo, o su jefe explotador y las horas que le obliga a hacer para llevar un sueldo mísero a casa, en fin, nada que no sepan las clases medias de este país), y no hace falta decir que cuanto más les oye, más comprende a los perros y menos a los hombres. 

A esta galería  de dueños y  familiares se suma otra de personajes que completan este paisaje humano y animal que, como el conocedor de la compañía imaginará, no están para que se les eche flores: la sátira es marca de la casa. (Recuerdo hace unos años, por citar otro montaje cervantino, El retablo de las maravillas, en la misma línea de crítica mordaz, que no solo critica tipos sociales  reconocibles sino a personas de carne y hueso reconocibles también -el archifamoso cocinero Ferrán Adrià o el Beato Escrivá de Balaguer, por ejemplo.

Precisamente por eso, y por la increíble y aún si cabe más esperpéntica realidad a la que asistimos en los últimos tiempos, choca un poco -al menos a mí- que no se ceben algo más con eso, ni le saquen más partido al panorama con el que nos desayunamos todos los días. Teniendo en cuenta, además, como dice Fontseré en el programa de mano, que "los lobos son los pastores, la defensa ofende, los centinelas duermen, la confianza roba y el que libera mata". No estoy pidiendo yo, líbreme Dios, más chistes fáciles  - que también los hubo, por cierto-,  ni morcillas concretas referidas, por ejemplo, a  Urdangarínes, Bárcenas o ERES andaluces pero, con la que está cayendo, que las puyas gordas se las lleven solo esos escritores que rechazan premios, los animalistas  a ultranza, la policía que se queda con lo que decomisa en el aeropuerto, las señoras operadas de barrios-bien que gastan fortunas en operar a sus perritos, y otros se les escapen vivos...en fin, a mí me sorprende.

La escenografía y la puesta en escena, tan sencilla como eficaz. Al okupa, que no desperdicia  últimamente oportunidad de pasearse por el Pavón, (Dios mío, ¿¿¿y si se  me hace  farandulero???) le parecía increíble que un cajón en mitad del escenario, cinco actores, una cuántas máscaras y objetos multiusos fueran capaces de crear tanta magia. 

Yo, una vez más, me pongo a los pies de Fontseré, y de Xavi Sais, que parecía que había diez Xavis en vez de uno. Claro, hijo, es que tú no sabes los años de oficio  que les contemplan...

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sábado, 23 de marzo de 2013

DIÁLOGOS DE LECTURA EN LA CASA DEL LECTOR

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Como ya sabrán las mentes inquietas a la caza de novedades de interés, en octubre del año pasado se inauguró en Madrid Casa del Lector, un amplísimo espacio dedicado  a la lectura que la Fundación Germán Sánchez Rupérez ha instalado en el Matadero de Madrid. Se anuncia como un centro para la investigación, desarrollo e innovación de la lectura, y ofrece actividades muy variadas como talleres, exposiciones, conferencias, ciclos de música y cine... siempre con la lectura y el libro como eje. Ahora mismo,por ejemplo, acaba de inaugurarse una exposición sobre la figura de Stoker y su criatura: Drácula, un monstruo sin reflejo, que no me pienso perder, o el ciclo Lecturas de cine, a punto de acabar. 

Muy interesantes parecen también los llamados Diálogos de lectura, coordinados por el entusiasta Kepa Osoro Iturbe. Estos diálogos son cursos de formación para profesores, bibliotecarios y profesionales relacionados con el libro, la lectura y su didáctica y están ya a la vuelta de la esquina. Algunos de los "dialogantes" (van en el orden de los cursos), son Juan Mata, José Cañas Torregrosa,  y Víctor Moreno. Los coordinadores del último taller son  Natalia Arroyo Vázquez, Catuxa Seoane y Fernando Juárez. Todos, como veis, espléndidos especialistas y amantes de la lectura que seguro tienen interesantes ideas que compartir. Ahí van los diálogos:

(Pssst! Si vais por El Matadero, aprovecho para anunciar, tachán tachán, un estreno que también está a la vuelta de la esquina, El gran teatro del mundo, de Pedro Calderón de la Barca, dirigido nada menos que por Carlos Saura. Está visto que el Barroco y Calderón está de moda -será por eso de la crisis-, pues además de La vida es sueño, que ya hemos visto por aquí,  esta pieza de Calderón coincide con otra que ya se estrenó en la CNTC en temporada navideña, Otro gran teatro del mundo, una versión musical y familiar de la misma obra. Si es que todo en la vida es libro, y los libros..sueños son.)

    viernes, 8 de marzo de 2013

    IRÈNE NÉMIROVSKY

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    Dos niñas de 13 y 5 años escapan del horror nazi en la Francia de 1942. Acarrean una pesada maleta llena de recuerdos, fotos, documentos...y un manuscrito de la madre muerta protegido por una vieja carpeta de cuero marrón. Su padre les confió el preciado tesoro antes de ser detenido por los gendarmes y conducido a un campo de concentración, y después a otro, y después al infierno de Auschwit, donde poco después morirá gaseado, como tantos miles. A la madre hace ya meses que no la ven, desde el verano, justo un par de días después de finalizar Suite francesa, su última novela. También fue asesinada en el horror de Auschwit.

    Las niñas han podido salvarse gracias a la maestra, que las ha escondido en su casa. Desde el pueblecito de Issy-l-Éveque, en la Borgoña, inician un calvario que las llevará por sótanos, conventos, caminos...siempre arrastrando la maleta, siempre protegiendo la vieja carpeta que a veces les servirá como almohada.

    Las niñas llegan penosamente hasta Niza en busca de su abuela materna. "Fanny", como le gustaba hacerse llamar, ni siquiera se molesta en abrirles la puerta y les indica que se marchen a un orfanato.

    Las huérfanas errantes son Denise y Elizabeth. Son hijas de Irene Némirovsky, y nietas de un importante y rico banquero  (perdón por el pleonasmo) ucraniano que huyó de Rusia cuando los bolcheviques pusieron precio a su cabeza, y de Michel Epstein, un ingeniero judío que trabajaba en la Banque des Pays du Nord antes de perder todos sus derechos como ciudadano cuando se promulga en 1940 una ley sobre "los ciudadanos extranjeros de raza judía".

    Irène es escritora y, por supuesto, gran lectora. Admira a Turgueniev, a Chéjov y a Oscar Wilde. Había comenzado a escribir a los 14 años, después de la muerte de su aya. Su padre pasaba el tiempo de viaje y atendiendo a sus negocios, y su madre, que jamás le prodigó un beso o una caricia, era  una mujer fría y distante que la tuvo solo por complacer a su marido, y que ocupaba el día en  atusarse frente al espejo y en buscar  la manera de parecer más joven. Hasta tal punto que siguió vistiendo a Irène como a una niña pequeña cuando ya era una adolescente.

     Irène tuvo una infancia solitaria y triste y  una educación exquisita (hablaba ruso, francés, inglés, sueco alemán e incluso vasco debido a algunos veranos en Biarritz), pero los besos y los abrazos eran de su aya, que durante los veranos se hospedaba con ella en casas de huéspedes mientras sus padres lo hacían en hoteles de lujo. Nunca ocultó el odio que sintió hacia su madre, quien aparece reflejada en otras madres terribles y odiadas como la de El baile, su segunda novela publicada en 1930.

    Los Némirovsky, como tantos otros "rusos blancos", huyen de Rusia en 1918, y tras unos meses en Suecia embarcaron hacia Francia. El padre pronto reconstruyó su fortuna al mando de un banco en París. Irène se matriculó en la Sorbona y se licenció en Letras. David Golder es la primer novela que publica. Entusiasma  al editor Bernard Grasse, y a la crítica, hecho al que la joven autora no da mucha importancia. Estos años de París son de fiesta, de champán, de bailes, de pretendientes...Irène conoce a Michel en una de esas fiestas, en 1926, y pronto se casarán. Tres años después nacerá Denise, la niña que custodiará la maleta 13 años después y,  en 1939, la pequeña Elizabeth,. A estas alturas ha publicado nueve novelas, y ha tomado la decisión de convertirse al cristianismo ante la cruzada anti-judía que sacude a Europa. A la propia Irène se le ha tachado de antisemita por recrear en sus novelas muchos de los tópicos, como el del amor por el dinero o el de los judíos que medran a costa de cualquier precio (como  Dario Asfar, el inquietante médico de El maestro de almas).

    Pero volvamos al contenido de la maleta. Suite francesa son las últimas palabras de la autora. Empieza a escribirla cuando ya están todos instalados, la pareja y las niñas, en Issy-l-Éveque. Irène sale todos los días a caminar y escribe sobre  lo que observa a su alrededor. Toma notas. Elabora una lista con los personajes. Intenta reflejar la situación en la que estaba Francia en plena invasión alemana. Denise, su guardiana, no fue capaz de leer esas líneas hasta finales de los años 70. Era mucho dolor. Ella sí recuerda a una madre tierna, cariñosa y protectora con su familia. Ayudada de una lupa (la letra era mínima para ahorrar tinta) transcribe la novela, que no verá la luz hasta el año 2004. Empieza así:

    "Caliente, pensaban los parisinos . El aire de la primavera. Era la noche en guerra, la alerta. Pero la noche pasaría, la guerra estaba lejos. Los que no dormían, los enfermos encogidos en sus camas, las madres con sus hijos en el frente, las enamoradas con los ojos ajados por las lágrimas, oían el primer jadeo de la sirena. Aún no era más que una honda exhalación, similar al que sale de un pecho oprimido. En unos instantes, el cielo se llenaría de clamores."
     (Barcelona, Salamandra, 2006, pág. 29)

    (Creo que fue Hortensia Lago, desde su Lengua en literatura, quien me recomendó a la autora hace algunos años. Mi agradecimiento desde aquí)

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    lunes, 4 de marzo de 2013

    EL EJÉRCITO DE LAS PALABRAS

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    El  ejército de las palabras

    […] Una mañana sintiose gran ruido de voces, patadas, choque de armas, roce de vestidos, llamamientos y relinchos, como si un numeroso ejército se levantara y vistiese a toda prisa, apercibiéndose para una tremenda batalla. Y a la verdad, cosa de guerra debía de ser, porque a poco rato salieron todas o casi todas las palabras del Diccionario, con fuertes y relucientes armas, formando un escuadrón tan grande que no cupiera en la misma Biblioteca Nacional. […]

    Magnífico y sorprendente era el espectáculo que este ejército presentaba […]. Delante marchaban unos heraldos llamados Artículos, vestidos con magníficas dalmáticas y cotas de finísimo acero: no llevaban armas, y sí los escudos de sus señores los Sustantivos, que venían un poco más atrás. Éstos, en número casi infinito, eran tan vistosos y gallardos que daba gozo verlos. […] 

    Junto a los Sustantivos marchaban los Pronombres, que iban a pie y delante, llevando la brida de los caballos, o detrás, sosteniendo la cola del vestido de sus amos, ya guiándoles a guisa de lazarillos, ya dándoles el brazo para sostén de sus flacos cuerpos, porque, sea dicho de paso, también había Sustantivos muy valetudinarios y decrépitos, y algunos parecían próximos a morir. También se veían no pocos Pronombres representando a sus amos, que se quedaron en cama por enfermos o perezosos, y estos Pronombres formaban en la línea de los sustantivos como si de tales hubieran categoría.

    Detrás venían los Adjetivos, todos a pie; y eran como servidores o satélites de los Sustantivos, porque formaban al lado de ellos, atendiendo a sus órdenes para obedecerlas. Era cosa sabida que ningún caballero Sustantivo podía hacer cosa derecha sin el auxilio, de un buen escudero de la honrada familia de los Adjetivos; pero éstos, a pesar de la fuerza y significación que prestaban a sus amos, no valían solos ni un ardite, y se aniquilaban completamente en cuanto quedaban solos. […]

    Como a diez varas de distancia venían los Verbos, que eran unos señores de lo más extraño y maravilloso que puede concebir la fantasía. 
    No es posible decir su sexo, ni medir su estatura, ni pintar sus facciones, ni contar su edad, ni describirlos con precisión y exactitud. Basta saber que se movían mucho y a todos lados, y tan pronto iban hacia atrás como hacia delante, y se juntaban dos para andar emparejados. Lo cierto del caso[…]es que sin los tales personajes no se hacía cosa a derechas en aquella República, y, si bien los Sustantivos eran muy útiles, no podían hacer nada por sí, y eran como instrumentos ciegos cuando algún señor Verbo no los dirigía. Tras éstos venían los Adverbios, que tenían cataduras de pinches de cocina; como que su oficio era prepararles la comida a los Verbos y servirles en todo. Es fama que eran parientes de los Adjetivos, como lo acreditaban viejísimos pergaminos genealógicos, y aun había Adjetivos que desempeñaban en comisión la plaza de Adverbios, para lo cual bastaba ponerles una cola o falda que, decía: mente.
    Las Preposiciones, eran enanas; y más, que personas parecían cosas, moviéndose iban junto a los Sustantivos para llevar recado a algún Verbo, o viceversa. Las Conjunciones andaban por todos lados metiendo bulla; y una de ellas especialmente, llamada que, era el mismo enemigo y a todos los tenía revueltos y alborotados, porque indisponía a un señor Sustantivo con un señor Verbo, y a veces trastornaba lo que éste decía, variando completamente el sentido. Detrás de todos marchaban las Interjecciones, que no tenían cuerpo, sino tan solo cabeza con gran boca siempre abierta. No se metían con nadie, y se manejaban solas; que, aunque pocas en número, es fama que sabían hacerse valer. 
    De estas palabras, algunas eran nobilísimas, y llevaban en sus escudos delicadas empresas, por donde se venía en conocimiento de su abolengo latino o árabe; otras, sin alcurnia antigua de qué vanagloriarse, eran nuevecillas, plebeyas, o de poco más o menos.  Las nobles las trataban con desprecio. Algunas había también en calidad de emigradas de Francia, esperando el tiempo de adquirir nacionalidad. Otras en cambio, eran indígenas hasta la pared de enfrente, se caían de puro viejas, y yacían arrinconadas, aunque las demás guardaran consideración a sus arrugas; y las había petulante, y presumidas, que despreciaban a las demás mirándolas enfáticamente.




    1 Enumera las clases de palabras que se citan en el texto. ¿Dónde encuadrarías los determinantes? ¿Por qué crees que no se citan?  Justifica tu respuesta.
    2 ¿Por qué crees que los artículos son los heraldos de los sustantivos? Explica cuál es su función.
    3 ¿Por qué crees que los sustantivos eran "en número casi infinito"?
    4 ¿Qué quiere decir el texto con que “Era cosa sabida que ningún caballero Sustantivo podía hacer cosa derecha sin el auxilio, de un buen escudero de la honrada familia de los Adjetivos”?
    5 ¿Por qué crees que de los verbos es imposible “decir su sexo, ni medir su estatura, ni pintar sus facciones, ni contar su edad, ni describirlos con precisión y exactitud”?
    6 ¿Cómo se expresa la importancia del Verbo?
    7 ¿Por qué los adjetivos y los adverbios son parientes? ¿A qué tipo de adverbios se refiere el texto para ejemplificarlo?
    8 ¿Qué quiere decir que las preposiciones llevan recado del Sustantivo al verbo o viceversa? 
    9 ¿Qué significa que la Interjecciones no tenían "sino tan solo cabeza con gran boca siempre abierta"? ¿Y que "sabían hacerse valer"? Pon ejemplos de interjecciones.
    10 Busca en el último párrafo cómo se refiere a  neologismos, arcaísmos y galicismos. 

    Gracias a mi excompañera Raquel Sotillos por proporcionarme el texto.
    Aprovecho para enlazar al blog de Felipe Zayas en el que se hacen unas interesantes reflexiones sobre la necesidad de contextualizar las enseñanzas gramaticales. A mí, entre otras cosas, me han sido muy útiles unos ejercicios sobre el sujeto tomando como referencia la prensa, que tan buen libro de texto es...(y no digo más, que ya habrá ocasión).

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