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Más zombis
(Dedicado a
David Díaz)
Capitulo 1
Iluminaba la luna el gélido abrazo de la espesa
niebla y el terror nocturno con el desolado vestíbulo de aquel teatro.
Normalmente, los espectáculos que tienen lugar aquí atraen a grandes públicos,
hoy dos valientes locos que buscan entre
las viejas butacas algo que les permita sobrevivir una noche más a las
atrocidades que esconde esta.
Uno fue al vestuario del teatro pues creía
recordar haber dejado algo de comida en alguna caja allí, mientras su compañero
se quedó buscando debajo de los sucios asientos. Un instante después, se
empezaron a escuchar unos pasos lentos y una especie de quejido sin fuerzas,
sin vida… Aquel loco seguía buscando en aquella extraña caja sin darse cuenta
de que su vida estaba a punto de ponerse en peligro. Consiguió encontrar algo
para poder comer, pero al girarse se dio
cuenta de quién iba a ser devorado y gritó…
-¡Cúbreme! ¡Otra vez muerto!
-¿Otra vez? Por culpa de la caja, seguro.
-¿No me puedes revivir? Si muero nos quitan
puntos.
-Pues la culpa será tuya, ¡No haber sido
tan manco[1]!
-No puedo evitarlo. ¿Recuerdas aquella
partida en la que me mataron 46 veces?
-¿Cómo olvidarlo? Das más problemas que los
malditos zombis.
-A todo esto, ¿te he dicho que me voy a
mudar a Aluche…?
Capítulo 2
-¡Que se va! ¿Te lo puedes creer? Pasará el
primer mes de clase aquí y luego se va. ¿Cómo puede irse ahora en este curso?
¡Le necesitamos!
-Vaya lástima, nos ha dejado tan buenos
momentos… ¿recuerdas cuando hizo la fuente en el restaurante de Venecia?
-Por supuesto y cuando se puso a bailar
break dance en el foro romano o cuando disparó su portaminas contra la
profesora de lengua y aquellas veces que le entraba la risa y no podía parar en
toda la clase.
-Le vamos a echar mucho de menos, las
clases van a ser mucho más tristes.
-Le podría secuestrar en mi casa, tan solo
somos siete personas y a mí no me importa dormir en el suelo.
Capítulo 3
Los dos locos tenían un punto débil: los
lunes a las diez y media de la mañana, el sueño y el agotamiento lentamente
iban siendo sustituidos por una inconveniente energía, inconveniente ya que
esta energía no ayudaba para concentrarse en aquellas matrices, con sus
determinaciones e inversiones. Un lunes a las diez y media de la mañana un
silencioso ritmo invadió su mente y despertó a las bestias.
-Na na nana na nanaaa.
-¡Thunder!
- Na na nana na nanaaa.
-¡Thunder!
-Tititutititu titu titu ti
-You’ve been, ¡thunderstruck[2]!
-¡Callaos ya y estad atentos!
Capítulo 4
-Aún no me puedo creer que esta sea la última
vez que te voy a acompañar a comprar el pan. Ya no podrás pedir “lo de siempre”
porque ya no será así.
-Hasta ahora era lo de siempre, además
vendré muchos sábados y, si te sientes nostálgico, podemos ir a comprar el pan.
-Sigo sin creérmelo, entonces, ¿mañana no
vienes a clase? Ahora el loco voy a ser yo.
-No siempre estará…
-¡No te excuses! ¡Me dejas aquí solo!
-Pero si tienes a…
-Ella no ha luchado conmigo codo con codo
contra oleadas de hambrientos zombis en busca de carne humana.
-Bueno, eso lo seguiremos haciendo siempre
que los exámenes nos den un respiro… os voy a echar mucho de menos a todos.
Tenemos que quedar todos juntos algún día para vernos y contarnos qué tal nos
va y bueno, seguiremos con nuestras partidas de zombis.
-No lo dudes, siempre nos quedaran los
zombis.
Capítulo
último
Llegaban a Madrid al mismo tiempo una
exposición del genio renacentista con sus extraordinarios inventos y su vasta
creación, y aunque no comparables, también venía uno de mis cómicos favoritos
capaz con un una guitarra y su ingenio de convertir en comedia cualquier nimia
cosa mínima[3]. Cada vez
más distanciados por la intensidad del curso y las cuestiones personales, se
acercó el momento perfecto para volver a reencontrarse todos.
-Pues la idea es buena: después de comer
vamos a la exposición, nos dirigimos al teatro, cenamos por allí, vemos el
espectáculo y nos volvemos todos juntos.
-¡Genial! Espera…nuestro querido ausente
vive en Aluche, no podemos bajar juntos.
-Cierto…pero mis padres se marchan el
finde, podemos quedarnos todos a dormir.
-Sería fantástico, al final, sí que le voy
a terminar secuestrando.
Gracias a
los avances tecnológicos, los cada día menos cuerdos se pusieron en contacto
para ponerse al día una vez más.
-Pues el plan sería ese, ¿a que es genial?
-Oportunidades así hay que aprovecharlas,
además, llevamos mucho tiempo sin quedar.
-Culpa mía, los exámenes me tienen
amargado, pero será un día genial;
además, avisado quedas, definitivamente, te secuestro.
-Interesante ofrecimiento, me lo plantearé…
-A todo esto, manco sinvergüenza, ¿eres
consciente de que desde diciembre me tienes abandonado? ¡Que ya son tres meses
los que han pasado desde la última vez!
-Vaya… es verdad, qué daño hace la
distancia a las buenas costumbres.
-¿Esta noche tienes algo que hacer?
-Tengo que estudiar filosofía, física,
matemáticas…
-¿Algo más importante que salvar a la
humanidad de un ataque de muertos vivientes con hambre de carne humana y sed de
sangre?
-Prepárate, ahora van a ser los zombis
quienes van a temer a la noche.
Joaquín González García
2º Bachillerato B
1º premio prosa categoría A
[1] Manco: en el ámbito de los videojuegos es
utilizado para denominar a aquella persona que no consigue adaptarse al nivel
exigido por el juego en cuestión.
[2] Thunderstruck: Tema del
grupo australiano de rock Ac/dc.
[3] Nimias cosas minimas:
nombre que dio el cómico Álvaro Carmona a su página de internet y a varios de
sus espectáculos.
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