domingo, 1 de febrero de 2009

INQUIETA COMPAÑÍA


A vueltas con el centenario de Poe, he recordado unos cuentos de Carlos Fuentes publicados bajo el nombre de Inquieta compañía (Punto de lectura, 2004). Fuentes es uno de los grandes narradores vivos en castellano, ganador del Nacional de Literatura de México en 1984, del Cervantes en 1987, del Príncipe de Asturias en 1994 y de tantos reconocimientos internacionales para el autor de novelas como La región más transparente (1958), La muerte de Artemio Cruz (1962), Cambio de piel (1967) o la más reciente La voluntad y la fortuna (2008).

Esta colección de cuentos entroncan con la más pura tradición de relatos al estilo de Poe o de Lovecraft: caserones oscuros, nieblas envolventes, seres vampíricos, ángeles, fantasmas...El primero de ellos, "El amante del teatro" tiene como fondo una obsesión por una mujer que ocupa el apartamento situado frente a su ventana y el teatro como salida a sus neurosis. Una representación de Hamlet y la actriz que encarna a Ofelia (loca de amor) reunirán dramáticamente las obsesiones del protagonista.
"La buena companía" relata la vuelta de Alejandro a México, a la casa familiar en la que viven sus tías, tan anacrónicas, tan irreales, quienes quieren al sobrino de una manera tan... asfixiante...En "Calixta Brand" hay un ángel, Miguel Asmá, que libera a una mujer postrada en una silla de ruedas de las humillaciones a las que le somete un marido acomplejado. "La bella durmiente" es una historia de de amor entre una mujer que padece narcolepsia y su doctor; "La gata de mi madre" recrea una historia que entronca con "El gato negro" pero que cuenta, en este caso, una historia de fantasmas que nunca se fueron y que se cobran venganza en la hija de Doña Emérita. Por último, "Vlad" es una recreación de Drácula, pero encarnado en el conde Vladimir Radu, quien se instala en Ciudad de México. La historia está llena de referencias irónicas a la historia de Bram Stoker e incluso al cine (ajos, castillos, aristócratas, estacas...)

El humor, la ironía, la perspectiva cienmatográfica, el hecho de partir de situaciones cotidianas y actuales son características de estos cuentos que, por otra parte, incorporan elementos de los relatos clásicos de terror gótico y otros también muy mexicanos (la peculiar tradición de la muerte en la cultura mexicana, o en novelas como Pedro Páramo, de Juan Rulfo). Entroncan también con su magnífico relato Aura (1962)
Como en los cuentos de Poe, la soledad, la muerte, el amor o el miedo son los temas que se entreven entre los extraños seres que los pueblan...

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