martes, 26 de mayo de 2009

HERMOSAS DAMAS, VALIENTES CABALLEROS


HERMOSAS DAMAS, VALIENTES CABALLEROS
(o “Sermón de La Cañada”)
por Jesús Gómez Ayet, “profe” de Lengua

Hermosas damas, valientes caballeros, o sea, queridos padres y queridos colegas aquí presentes. Y sobre todo, queridos alumnos, queridíiiiiiiisimas alumnas:
Me han pedido que escriba, que pronuncie y que declame, unas palabras de despedida. Me he puesto a redactallas y he comprobado una vez más en mi vida que eso no puede ser y que además es imposible: yo no me puedo despedir. Estoy absolutamente incapacitado para despedirme, y mucho menos de vosotros. Y no sé por qué, no sé qué nudo me ata a vuestra presencia, a vuestras miradas, a vuestras sonrisas, a vuestra alegría, también a vuestros sinsabores ahora de momento en el olvido, no sé qué lazo me ata a vuestras ganas de vivir, a vuestra fuerza y entusiasmo juveniles... no sé, realmente, qué adoración me une cada vez más a vosotros.
Así pues, asumida mi impotencia para soportar el dolor de deciros adiós, renuncio y os digo hola, y no os doy la despedida, sino la bienvenida. Quiero daros la bienvenida a Barataria.
Sí, de nuevo me oís hablar de Barataria, ese lugar inhóspito pero maravilloso donde vivimos los adultos: la ínsula de la responsabilidad, en donde se nos pide, se nos exige, se nos anuncia, se nos avisa, se nos amenaza, se nos argumenta, se nos impone, a veces sin premio ni castigo, esa ínsula de gente ya mayor en donde se supone que hemos de gobernarnos a nosotros mismos e, incluso, tener cierta capacidad para gobernar a algunos otros que nos sean dependientes.
Esa ínsula a la que Sancho Panza renunció pero a la que se arriesgó para alcanzar la mayor y más rica experiencia de su vida, pues en ella pudo mostrar toda su sensibilidad e inteligencia. Y, cómo no, al igual que Don Quijote, quiero ofreceros también unos consejos, unos consejos primeros y unos consejos segundos, para que, eso sí, sin necesidad de seguillos, afrontéis con la valentía y fermosura que os caracterizan, la entrada y la larga, larguísima permanencia en Barataria, es decir, emprendáis vuestra carrera, vuestra vida de adultos.
Consejos primeros y consejos segundos en un “totum revolutum”, pues siendo algunos dellos referentes a la higiene y apariencia, consta con miraros no sólo la limpieza física y lo deslumbrante de vuestras ropas, sino la variedad y riqueza de vuestros adornos y aderezos, collares, pulseras, relojes, así como arracadas y algún que otro tocado, que resaltan la belleza arrolladora de vuestros femeniles rostros, y el boato y elegancia de vuestra masculina apostura. Hago extensible este comentario a madres, padres y demás espíritus aquí presentes, más o menos santos. Y van, pues, los consejos.
Lo primero, que seáis buenos. Sed buenos, sed nobles, amad mucho y sed muy generosos. Sed valientes y arrojados, creceos ante los peligros. Para ello os recuerdo las mejores armas contra las infamias del mundo que encontraréis en Barataria: la Valentía y la Paciencia. La valentía os fortalecerá, la paciencia os tranquilizará. La paciencia es lo más difícil y tal vez lo único que merece la pena aprender. No olvidéis que la meta de una vida sensata es oír la llamada de nuestra voz interior y seguilla en lo posible. Aprended, pues, a elegir, conscientes de que eso no es otra cosa que saber aprender a renunciar.
En Barataria, en la vida, siempre gana quien sabe amar y quien sabe perdonar –que a veces es lo mismo-, no el que mejor lo sabe todo y lo enjuicia todo. No gastéis vuestra fuerza en juzgar, mucho menos en prejuzgar, y en criticar todo y a todos: aprended a callar, a observar, a contemplar, tal vez así lleguéis a comprender. El hombre, el ser humano, nunca está hecho y acabado, es siempre algo en proceso de llegar a ser: es tanto nostalgia de pasado (me consta que algunos de vosotros ya vais teniendo noticia de qué es eso), es tanto nostalgia de pasado, digo, como proyecto de futuro. No olvidéis que vivir es estar de camino a lo infinito. Es resonar –siempre, siempre- en el universo. Cualquier cosa que hagáis tendrá consecuencias, pues siempre habrá a vuestro lado alguien que os ame.
Sed amigos siempre, conoceos y quereos mucho, así asumiréis vuestras propias virtudes y defectos y seréis buenos los unos con los otros: sólo así merece la pena vivir en Barataria, y solamente así las penurias se hacen soportables. No os crezcáis en la riqueza, ni os humilléis en la pobreza. No tengáis miedo a la adversidad: con esa testa (quiero decir cabeza) y con esas manos de los que Naturaleza os ha dotado, saldréis siempre adelante.
Viajad mucho, recorred el mundo, y, como tantas veces os he dicho, hasta el punto de proponer prohibillo, leed mucho: mas ésta, como tantas otras cosas buenas de la vida, no es cuestión que se refiera a cantidades. Hay quien leyendo tres o cuatro libros se convierte en un gran lector, y hay quien no, porque aunque lean mucho lo hacen sin amor y sin pasión. Sin amor no hay vida, y leer sin amor y sin pasión es pecar contra el espíritu. Cuántas veces me habréis podido oír decir que los pecados son siempre del espíritu, nunca de la carne.
Y hablando dellos: nunca seáis envidiosos, que la envidia es el único pecado capital que no da gusto. No envidiéis como el mediocre: admirad como el inteligente. El ser humano muestra su verdadero carácter y lo mejor de su personalidad cuando tiene que enfrentarse a algo nuevo, a una situación de vida nueva, para lo cual ha de alejarse de lo habitual: tal es el reto al que ahora os enfrentaréis, a punto ya de entrar en Barataria.
Tened ideas, mas nunca ideologías. Las ideologías se imponen, adolecen y aborregan a los hombres, y a veces lo envilecen. Cuando no cómicas, resultan peligrosas. Las ideas, en cambio, liberan y enriquecen, ayudan a alzar su vuelo al águila solitaria que desde las alturas contempla y comprende el mundo, sintiéndose, tal vez siéndolo, dueña y señora de sí misma. Y no como las ovejas, que, aunque tan entrañables, necesitan siempre la protección del rebaño y pasan su vida con la rizada y lanosa cerviz agachada para procurarse el fresco pasto.
Vosotros debéis ser libres, y para ello sed inteligentes, cultivad vuestra sensibilidad, desarrollad vuestras habilidades, sed diestros no sólo en el manejo de la espada, perdón, del volante, y de las demás herramientas de vuestro bien elegido oficio, sino en la adquisición de conocimientos. Hay que llegar a ser sabios antes de llegar a ser viejos.
Y acordaos sobre todo de que habéis venido a esta vida a dar más vida, y no a quitarla. Sembrad vuestra semilla, cuando creáis llegado el momento, en el fértil valle de quien hayáis elegido, y dejadla crecer, cuidadla, alimentadla, protegedla como hemos hecho y quisiéramos seguir haciendo nosotros con vosotros, y así llegará a ser algo bueno y hermoso como todos los aquí presentes: así triunfaréis en Barataria.
Aunque también en ocasiones tendríais que abandonalla para que la íntima reflexión os ayude a disfrutar de vuestra apasionada y necesaria soledad. Pero no olvides, Sancho amigo, digo Adrián, digo Patricia, digo Vanesa... no olvidéis ninguno de vosotros, que si estamos juntos es para ser buenos los unos con los otros, y que si no es así no merece la pena vivir. Así pues, me despido, digo no, digo hola y doy la bienvenida:
-a los adrianes de alegre mirada,
-a las patricias de fresca sonrisa,
-a los gonzalos de fina escritura,
-a los miguelángeles de tan noble presencia,
-a la ainohas, a las noelias, a las sofías de filosófico empeño,
-a los rubenes y a los carlos, de atención inmutable,
-a las sandras silenciosas y a las susanas que saben esperar,
-a los albertos y álvaros, deportistas;
-a los luises, los enriques y los borjas, hambrientos de saber;
-a las rocíos, a las paulas, a las almudenas, las tanias y los ángeles, de sabia espera, nunca renuncia;
-a las anas, a las begoñas y a las raqueles, de madura alegría,
-a los hetones abundantes,
-a los sergios juguetones y poco silenciosos,
-a los víctores, des estudiosa mente;
-a las mirian, a las vanesas, a las albas y pilares, a las iris, cristinas y margaritas, princesas de los tres reinos naturales;
-a los franciscos y a las bárbaras, marías, yesenias y almudenas, de tanto tesón como constancia;
-a las natalias e irenes, de sabrosa dulzura;
-a las dicharacheras martas,
-a los jorges, a los yonatanes, a los ignacios, de atlético salto;
-a las cristinas y a las evas, siempre primerísimas mujeres,
-a las saras y a las yésicas, de musical silencio,
-a las nieves, de blancura perpetua,
-a los danieles, marcadores y guardadores del orden, tan imaginativos,
-a los emilios, a los jorges y a los israeles, de impagable ternura, y sobre todo:
-a mi amada, a mi amadísima la sin par Dulcinea, que como sabéis sigue siendo la más bella y fermosa, la más casta a mi pesar y virtuosa de todas las doncellas.
A todos vosotros os digo hola, bienvenidos, adelante, que seáis buenos y felices, y recordéis una última lección de vuestro normalmente alegre, pero hoy algo apesadumbrado, profesor: que la felicidad no se expresa con subordinadas causales, sino con subordinadas concesivas, a ver si os enteráis de una vez, es decir, que no podremos decir “somos felices porque esto nos ha salido bien, porque en un momento de lucidez dimos con la mejor solución a nuestros problemas, porque nos quieren mucho”, etc., sino que diremos “soy feliz a pesar de no haber encontrado aún lo que buscaba, a pesar de haber errado tantas veces, a pesar de que no me quieren tanto como yo lo necesito”.
Lo dicho, que os salga bien (o notable, o sobresaliente: a cada uno según sus esfuerzos y merecimientos, y según la generosidad de los que os rodean), que os salga bien la carrera de la vida, y que no cometáis el mismo gran error que éste que os habla, y que tanto os ha hablado, éstas y tantas palabras: es alguien que nunca, o casi nunca, quiso ser profe de Lengua, pues lo que quiso ser es profe de Corazón... quede el suyo palpitante, pero desgarrado y troceado para repartirlo entre todas y cada una de vuesasmercedes. Vale.


COSLADA, 21 DE MAYO, 2009 (Redactado el domingo, 17 de mayo, 09)

4 comentarios:

  1. Precioso, compañero; seguro que no se les va a olvidar nunca.

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  2. Hojas de limón22:43

    ¡Qué preciosidad de discurso, Jesús! Hablas con el corazón y al corazón llegas. Qué regalo para tus alumnos. Y para tus compañeros por todo el amor que derrochas.

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  3. Mi sincera felicitación a Jesús Gómez Ayet. Ha sido un placer de principio a fin leer esta bienvenida/despedida.
    ¡Qué suerte han tenido las evas, las martas, los rubenes, los miguelángeles...!
    Declaro la intención de copiar un poco el contenido y el continente en mi despedida a mi sexto de primaria de este año (haciendo las adaptaciones pertinentes, claro).
    Gracias, Ana por darnos a conocer el texto.

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  4. Hola Carlota, ya veo que en vuestro centro tampoco parais un momento. Enhorabuena por tanta iniciativa.
    Besos

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