Y sin salirnos del escenario, como siempre, y por muchos años, ayer tuvo lugar La Noche de Max Estrella, que esta vez se ha dedicado al poeta Miguel Hernández. Como siempre, la Cofradía del Esperpento se reunió para iniciar este peculiar vía crucis en Casa Ciriaco (Mayor 84), allí donde Valle-Inclán situó la cueva de Zaratustra en la mejor obra del teatro español, Luces de Bohemia (al menos para mí). Yo, sin embargo, le fui infiel a Don Ramón porque me fui con otro: Bertold Brecht me esperaba con Madre Coraje y sus hijos en el teatro Valle-Inclán, precisamente. Esta obra de Brecht es ya un clásico del teatro del siglo XX, y sólo por eso merece la pena verla. Ana Fierling, "Madre Coraje" es la mujer que vive de la guerra, que se pasea durante años por el frente con su carro vendiendo zapatos, aguardiente y cinturones a una tropa hambrienta, y que al final se queda sin los hijos que tanto quiso proteger de esa guerra terrible, que es síntesis de todas las guerras pasadas, presentes y futuras: No me diga que ha estallado la paz ahora que he comprado provisiones...
No voy a dar muchas explicaciones sobre la figura de Brecht y de su teatro épico: os remito a Artes escénicas en el que Fuensanta Muñoz lo hace impecablemente para sus alumnos de Bachillerato de Artes Escénicas aquí y aquí. Me ha gustado mucho la puesta en escena que hace Gerardo Vera a partir de la versión de ese otro gran autor que fue Antonio Buero-Vallejo. El teatro de Brecht no busca conmover, sino remover conciencias, hacer pensar. Pretendía que el espectador no se implicara en la historia sino que buscaba su distanciamento, su alejamiento para hacerle llegar a la reflexión acerca de lo que pasaba en escena. La manera de hacer esto era mediante la constante ruptura de la acción dramática: carteles que narran la acción, canciones, proyecciones cinematográficas...Todo esto lo utiliza Vera con este fin -se nota su trabajo en el cine- con la inclusión de proyecciones cinematográfias, aunque a mí me parece muy difícil desligar al teatro, el que sea, de las emociones, y aquí, en algún momento, afloran. Me gustó mucho el trabajo de los actores, especialmente el de Mercè Aranega como Madre Coraje, Carmen Conesa como "la Yvette" y Malena Alterio como Catalina la Muda, la hija de Madre Coraje. Y ahora, a disfrutar de la primavera (pese a la alergia).