Le llamaban hereje, pelele, viejo loco, mas él lloraba y, en ocasiones, sonreía al referirse a su destino como a una liberación. Las mujeres se santiguaban e hipaban y sollozaban con él, pero algunos hombres le escupían y comentaban: ahora tiene miedo, se ha ensuciado los pantalones el muy cabrón. Unos pasos más atrás, Cipriano iba recogiendo los insultos e improperios que las palabras del Doctor despertaban en el pueblo. De esta manera entraron en la calle de Santiago, donde la masa de gente era más densa aún, casi impenetrable, y los borricos avanzaban el paso, entre los alabarderos. Grupos de mujeres endomingadas, con vistosos atavíos, se asomaban a las ventanas y balcones para ver pasar la procesión y comentaban los incidentes a voz en grito, de lado a lado de la calle. Los chiquillos lo invadían todo, retozaban, dificultaban la ya difícil circulación, aturdían soplando sus silbatos o los titos huecos de los albaricoques. Y, en medio de aquella barahúnda, todavía llegaban a oídos de Cipriano frases truncadas del Doctor, palabras sueltas de su interminable sololoquio. Pero su atención, sin apenas advertirlo, iba en otra dirección, su débil cerebro se desplazaba hacia Minervina, hacia su airosa figura, decidida, la soga del ronzal en su mano derecha, abriéndose paso entre la multitud. Se recreaba en su gentileza y, al contemplarla, sus ojos cegatosos se llenaban de agua. Sin duda, era Minervina la única persona que le había querido, cunpliendo el mandato divino de amaos los unos a los otros.
Miguel Delibes, El hereje, Barcelona, Editorial destino, 1998, pp. 486-487.
yo he oido la noticia comiendo..es una pena =(
ResponderEliminarNos ha acompañado desde la adolescencia,; lo hemos estudiado y lo hemos leído como algo nuestro. Yo tenía nueve años cuando mi madre leía "La hoja roja" en la colección de libros de RTV que vendían en los kioscos; en el Instituto tuvimos que leer "Cinco horas con Mario" y, desde entonces, ya digo, siempre presente de una forma o de otra.
ResponderEliminarTambién me entusiasmó "El hereje" Carlota.
Un beso.
Desde aquí, mi mas profunda admiración y pesar.
Cierto, Betty, una pena.
ResponderEliminarLolaMu, es una obra, además, estimulante para otros creadores: sólo hay que ver la cantidad de adaptaciones cinematográficas de sus novelas, por no hablar de la versión teatral de Cinco horas con Mario. Terrible El hereje, ¿verdad?
Carlota, qué rápida, siempre al quite. El hereje, Los santos inocentes, El príncipe destronado y, por supuesto, El camino son mis novelas preferidas entre las suyas. Pero además de la calidad de su obra está su enorme talla como persona y su capacidad de evolución manteniéndose siempre fiel a su esencia.
ResponderEliminarMi preferida -por razones puramente sentimentales, ya sabes, el primer amor...- es El Camino. Son todas estupendas. El Hereje me pareció distinta a las demás, otro mundo, pero ni mejor ni peor. Era un maestro y un buen hombre. No creo que se pueda pedir más. Un abrazo.
ResponderEliminarElisa, Biblos: en todas partes se está destacando -al margen del tópico- lo querido que era Delibes. Imagino que las calles de Valladolid se van a quedar un poco más vacías sin su presencia. Un abrazo.
ResponderEliminar"El camino" fue la primera novela para adultos que leí. Tenía 12 años. No he conseguido olvidarla, ni olvidar lo que sentí entonces. Pocos libros consiguen eso: ligarse a tu vida de una manera indisoluble.
ResponderEliminarNo me apetece llenarte el post de tópicos; sólo decir que era un tipo honesto y un escritor colosal. Sin más ( ni menos...)
Descanse en paz.
Es increíble las huellas que nos dejan los libros, Emperatriz...
ResponderEliminarMerecido homenaje, compañera.
ResponderEliminarAster, encantada de verte por aquí.
ResponderEliminarNo recuerdo quién nos obligó a leer "Las Ratas" a una clase de adolescentes urbanos, muy lejos de los campos de Castilla. Creo que en aquel momento no entendimos lo que pretendía nuestro profesor, pero el personaje infantil del Nini se nos quedó clavado en la memoria.
ResponderEliminarNo conocía el diccionario de Urdiales Yuste y me parece un documento valiosísimo.
ResponderEliminarParece que todo el mundo se ha volcado recordando la figura y la obra del genial Delibes. Ojalá que sirva para revitalizar su obra. En mi instituto, algunos alumnos de 2º leyeron El príncipe destronado y ayer, entre ellos, comentaban las muerte del escritor. También los de 2º de Bachillerato conocían la noticia ya por la mañana. ¿Algo está cambiando?
Que pases un buen fin de semana, Carlota.
Ahora tampoco lo entienden, Serafín. Sin emabargo, la evocación que hace Delibes del mundo rural es muy poderosa, nos remueve algo que tenemos por ahí escondido, como cuando olemos la tierra mojada o la hierba fresca.A mí el Nini es de los personajes de Delibes que más me gustan. Sáudos.
ResponderEliminarHortensia, lo encontré al leer las noticias sobre la muerte del escritor. No sé aún cómo, pero creo que se le puede sacar mucho partido. Disfruta tú también, Hortensia: yo pienso aprovechar el sol que después de muchos fines de semana por fin se ha asomado por Madrid.
Acabo de encontrar este espacio y quiero felicitar a la autora por su maravilloso contenido. Por lo que he leído creo que hemos compartido a Isabel Rey como profesora de literatura, gracias a ella y a "El Camino" empecé a saber lo que era disfrutar con un libro. Saludos.
ResponderEliminarYo también recuerdo con especial cariño "El camino", que leí en 7º de EGB. Y al visitar el blog La bitácora del tigre he recordado otro que debí de leer con la misma edad: "La mortaja".
ResponderEliminarSiempre nos quedarán sus palabras
profe metete en el glog, me está quedando bastante bien, pero no se donde se a guardado..creo en tu cuenta...xD
ResponderEliminarBss ^^
Gracias, Pedro. ¡No me lo puedo creer! Un compañero del instituto. Claro que me refiero a Isabel Rey. En parte, tiene la culpa de que esté dando clases de Literatura. Un abrazo. (Ya veo que tú también eres del gremio de la tiza...)
ResponderEliminarSilvia, yo no he sido consciente hasta estos días, al leer y escuchar a tanta gente, de cómo los libros de Delibes nos han acompañado en nuestras vidas, en uno u o otro momento. No sé si podremos decir lo mismo de muchos escritores...
ResponderEliminarBetty,¡¡que tienes que estudiar!!
La infancia, la naturaleza y la muerte. Un maestro que nos llenó el corazón desde la adolescencia con Daniel, a ver si en la madurez nos quedamos tan a gusto como Carmen. Milana bonita. Besos.
ResponderEliminarMientras no acabemos como Cipriano Salcedo...(o como la Milana...)Besos para ti también, Hojas de Limón.
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