lunes, 4 de marzo de 2013

EL EJÉRCITO DE LAS PALABRAS

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El  ejército de las palabras

[…] Una mañana sintiose gran ruido de voces, patadas, choque de armas, roce de vestidos, llamamientos y relinchos, como si un numeroso ejército se levantara y vistiese a toda prisa, apercibiéndose para una tremenda batalla. Y a la verdad, cosa de guerra debía de ser, porque a poco rato salieron todas o casi todas las palabras del Diccionario, con fuertes y relucientes armas, formando un escuadrón tan grande que no cupiera en la misma Biblioteca Nacional. […]

Magnífico y sorprendente era el espectáculo que este ejército presentaba […]. Delante marchaban unos heraldos llamados Artículos, vestidos con magníficas dalmáticas y cotas de finísimo acero: no llevaban armas, y sí los escudos de sus señores los Sustantivos, que venían un poco más atrás. Éstos, en número casi infinito, eran tan vistosos y gallardos que daba gozo verlos. […] 

Junto a los Sustantivos marchaban los Pronombres, que iban a pie y delante, llevando la brida de los caballos, o detrás, sosteniendo la cola del vestido de sus amos, ya guiándoles a guisa de lazarillos, ya dándoles el brazo para sostén de sus flacos cuerpos, porque, sea dicho de paso, también había Sustantivos muy valetudinarios y decrépitos, y algunos parecían próximos a morir. También se veían no pocos Pronombres representando a sus amos, que se quedaron en cama por enfermos o perezosos, y estos Pronombres formaban en la línea de los sustantivos como si de tales hubieran categoría.

Detrás venían los Adjetivos, todos a pie; y eran como servidores o satélites de los Sustantivos, porque formaban al lado de ellos, atendiendo a sus órdenes para obedecerlas. Era cosa sabida que ningún caballero Sustantivo podía hacer cosa derecha sin el auxilio, de un buen escudero de la honrada familia de los Adjetivos; pero éstos, a pesar de la fuerza y significación que prestaban a sus amos, no valían solos ni un ardite, y se aniquilaban completamente en cuanto quedaban solos. […]

Como a diez varas de distancia venían los Verbos, que eran unos señores de lo más extraño y maravilloso que puede concebir la fantasía. 
No es posible decir su sexo, ni medir su estatura, ni pintar sus facciones, ni contar su edad, ni describirlos con precisión y exactitud. Basta saber que se movían mucho y a todos lados, y tan pronto iban hacia atrás como hacia delante, y se juntaban dos para andar emparejados. Lo cierto del caso[…]es que sin los tales personajes no se hacía cosa a derechas en aquella República, y, si bien los Sustantivos eran muy útiles, no podían hacer nada por sí, y eran como instrumentos ciegos cuando algún señor Verbo no los dirigía. Tras éstos venían los Adverbios, que tenían cataduras de pinches de cocina; como que su oficio era prepararles la comida a los Verbos y servirles en todo. Es fama que eran parientes de los Adjetivos, como lo acreditaban viejísimos pergaminos genealógicos, y aun había Adjetivos que desempeñaban en comisión la plaza de Adverbios, para lo cual bastaba ponerles una cola o falda que, decía: mente.
Las Preposiciones, eran enanas; y más, que personas parecían cosas, moviéndose iban junto a los Sustantivos para llevar recado a algún Verbo, o viceversa. Las Conjunciones andaban por todos lados metiendo bulla; y una de ellas especialmente, llamada que, era el mismo enemigo y a todos los tenía revueltos y alborotados, porque indisponía a un señor Sustantivo con un señor Verbo, y a veces trastornaba lo que éste decía, variando completamente el sentido. Detrás de todos marchaban las Interjecciones, que no tenían cuerpo, sino tan solo cabeza con gran boca siempre abierta. No se metían con nadie, y se manejaban solas; que, aunque pocas en número, es fama que sabían hacerse valer. 
De estas palabras, algunas eran nobilísimas, y llevaban en sus escudos delicadas empresas, por donde se venía en conocimiento de su abolengo latino o árabe; otras, sin alcurnia antigua de qué vanagloriarse, eran nuevecillas, plebeyas, o de poco más o menos.  Las nobles las trataban con desprecio. Algunas había también en calidad de emigradas de Francia, esperando el tiempo de adquirir nacionalidad. Otras en cambio, eran indígenas hasta la pared de enfrente, se caían de puro viejas, y yacían arrinconadas, aunque las demás guardaran consideración a sus arrugas; y las había petulante, y presumidas, que despreciaban a las demás mirándolas enfáticamente.




1 Enumera las clases de palabras que se citan en el texto. ¿Dónde encuadrarías los determinantes? ¿Por qué crees que no se citan?  Justifica tu respuesta.
2 ¿Por qué crees que los artículos son los heraldos de los sustantivos? Explica cuál es su función.
3 ¿Por qué crees que los sustantivos eran "en número casi infinito"?
4 ¿Qué quiere decir el texto con que “Era cosa sabida que ningún caballero Sustantivo podía hacer cosa derecha sin el auxilio, de un buen escudero de la honrada familia de los Adjetivos”?
5 ¿Por qué crees que de los verbos es imposible “decir su sexo, ni medir su estatura, ni pintar sus facciones, ni contar su edad, ni describirlos con precisión y exactitud”?
6 ¿Cómo se expresa la importancia del Verbo?
7 ¿Por qué los adjetivos y los adverbios son parientes? ¿A qué tipo de adverbios se refiere el texto para ejemplificarlo?
8 ¿Qué quiere decir que las preposiciones llevan recado del Sustantivo al verbo o viceversa? 
9 ¿Qué significa que la Interjecciones no tenían "sino tan solo cabeza con gran boca siempre abierta"? ¿Y que "sabían hacerse valer"? Pon ejemplos de interjecciones.
10 Busca en el último párrafo cómo se refiere a  neologismos, arcaísmos y galicismos. 

Gracias a mi excompañera Raquel Sotillos por proporcionarme el texto.
Aprovecho para enlazar al blog de Felipe Zayas en el que se hacen unas interesantes reflexiones sobre la necesidad de contextualizar las enseñanzas gramaticales. A mí, entre otras cosas, me han sido muy útiles unos ejercicios sobre el sujeto tomando como referencia la prensa, que tan buen libro de texto es...(y no digo más, que ya habrá ocasión).

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8 comentarios:

  1. Ángel15:57

    Muy bueno.

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  2. Gracias por compartir este texto, que desconocía, y los ejercicios. Le daré buen uso.

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  3. Ángel, Virginia, el resto del cuento no tiene desperdicio. Menuda retranca que gastaba Don Benito...

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  4. No dejamos de aprender; qué gusto.
    Besicos, profe.

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  5. Para ti también, compañera :-)

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  6. Anónimo03:04

    hola me gusto pero estaría bueno que pongas las respuestas

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  7. muy lindo lo adoro para mis alumnos

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