miércoles, 12 de mayo de 2010

EL COLLAR DE FARADAY


( Ilustración de Tomek Setoski. Visto en Recogedor)

Hoy tengo ganas de escribir, quizá porque la escritura me lleva a otra vida y a otro mundo muy diferente al mío. O a lo mejor es porque sé que en las historias y los cuentos los sueños se pueden hacer realidad y que todo en ellos es posible.
Lo cierto es que aún no sé sobre qué escribir. Pienso y pienso y no encuentro la solución. Podría escribir la historia de un anciano aventurero que le cuenta a su nieto sus viajes y sus victorias en busca del tesoro escondido en lo más profundo del más allá. Podría escribir la historia de un pueblo que lucha con el enemigo para mantener su tradición y sus costumbres. También podría escribir sobre la historia de amor de dos jóvenes que se aman y se encuentran a escondidas a la luz de la luna porque sus familias están enfrentadas y no aceptan que los enamorados se amen.
Sea lo que sea, aún no lo tengo decidido.
Después de tantos titubeos me decido a escribir la siguiente historia:
En un pueblo llamado Faraday vive un joven al que todos conocen como Aerius el valiente. Sus hazañas son conocidas en todo el pueblo y todos los faradayanos le avalan como el héroe que siempre han deseado tener.
Cierto día, Aerius iba paseando por la aldea camino de la escuela. Se encontró con un hombre que le comunicó que los habitantes de Hougan, el pueblo vecino, no tardarían en ponerse en guerra con ellos. Aerius no le dio importancia a esta noticia y prosiguió su camino.
Pasados unos días, la noticia del hombre se hizo realidad: los houganenses proclamaron la guerra a los faradayanos.
Los habitantes de Hougan querían conseguir el collar del rey de Faraday y descubrir el secreto que escondía durante décadas.
Aerius no sabía qué hacer, pues quería que la guerra acabase, pero tampoco deseaba que los houganenses descubrieran el secreto del collar del rey; pues, si lo descubrían, Faraday perdería su tesoro más preciado y sería olvidado como un pueblo que no supo luchar.
Aerius, tras varios días pensando en la manera de que todo acabara bien, llegó a la conclusión de que lo mejor que podría hacer era entablar una amistad con algún houganense para conocer la causa de por qué quieren conocer el secreto oculto. Así que no lo dudó ni un minuto más y preparó su barca rumbo al río Edeb, que separaba Faraday de Hougan.
Cuando Aerius llegó a Hougan, observó a una bella joven paseando plácidamente a orillas del río. Aerius, sin pensárselo dos veces, se acercó a ella y la saludó. La joven se llamaba Sanofi.
Pasaron la tarde conversando sobre lo que les gustaba hacer, y los dos se divirtieron mucho.
Cuando transcurrieron varios días, Aerius y Sanofi seguían siendo amigos y se veían en cada momento; hasta que, un día, Sanofi, tristemente, le dijo a Aerius que su padre le había prohibido a ella encontrarse con Aerius, pues se había enterado de que él era del pueblo enemigo.
Pero Aerius seguía sin saber por qué los houganenses seguían luchando para conseguir descifrar el secreto del collar del rey. Así que los dos acordaron encontrarse a escondidas de sus padres.
Una tarde, tranquilamente hablando, Aerius se decidió a preguntárselo a Sanofi. Y, como ella confiaba plenamente en él, le contó toda la verdad. Le dijo que el rey de Faraday y el rey de Hougan eran hermanos. Cuando su padre murió, le dio en herencia el collar al mayor de sus hijos, el rey de Faraday, con el fin de que guardara dentro del collar la historia secreta de Faraday.
El rey de Hougan era muy envidioso y muy celoso, tanto que mandó traspasar el río Edeb con el fin de separar su reinado del de su hermano y de esta manera dificultar la comunicación entre ambos reinos. Pero el rey de Hougan vio que tanto esfuerzo no sirvió para nada, pues la comunicación entre los dos reinos aún seguía siendo posible, aunque difícilmente. Así que, harto de que su hermano tuviera el collar y él no, decidió poner en guerra a ambos reinos y así conseguir el collar y desvelar su misterioso secreto.
La guerra continuaba y el número de fallecidos y de heridos iba aumentando. Y Aerius seguía rezando para que todo acabase.
Pasaron meses, incluso años. La guerra ya estaba llegando a su fin, y los houganenses estaban a punto de conseguir el collar.
Aerius ya era un hombre maduro y Sanofi era una bella mujer. Todavía se encontraban a escondidas, pues sus familias pertenecían a reinos enemigos.
Sanofi y Aerius se encontraban felices cuando estaban juntos, y lo que empezó siendo una amistad se convirtió en algo más. Cada uno no podía vivir sin el otro. Deseaban permanecer unidos durante toda su vida.
Una noche, mientras los dos jóvenes hablaban, Sanofi le contó a Aerius toda la verdad: ella era la hija del rey de Hougan, y el rey le había prohibido a ella reencontrarse con Aerius, ya que si lo hacía el rey sería capaz de mandar que ajusticiasen al joven. Aerius, asustado ante tales palabras, le contó a Sanofi que él también guardaba un secreto, pues él era el heredero al trono de Faraday.
Días más tarde, los soldados faradayanos irrumpieron en el palacio de Hougan y asesinaron al rey. Los guardias houganenses pidieron venganza.
Un buen día, mientras Sanofi paseaba por el jardín del palacio, oyó cómo los guardias planeaban asesinar al rey de Faraday. Tras oír estas palabras, Sanofi echó a correr desesperadamente en busca de su amado Aerius para contarle todo lo que había escuchado.
Aerius, escandalizado ante tal suceso, decidió hablar con su padre, el cual le comunicó que no había nada que temer.
A la mañana siguiente, el rey faradayano descansaba plácidamente en su aposento. En ese instante, y sin que nadie se diese cuenta, un guardia houganense pasaba por los alrededores del palacio de Faraday. Casualmente, el guardia divisó que una de las ventanas de la habitación del rey estaba abierta. Y sin dudarlo un momento más, lanzó una flecha en llamas desde el jardín que fue a parar a la cómoda del rey.
Aerius, tras oír los gritos de auxilio, corrió hacia la habitación de su padre, donde lo encontró malherido y maltrecho. El rey, con muchas dificultades debido a la gravedad de sus heridas, le entregó a su hijo el valioso collar. Con lágrimas en los ojos, Aerius cogió en brazos a su padre y rogó al cielo que la guerra acabase de una vez por todas.
Ahora Hougan y Faraday no tenían reyes. Sanofi y Aerius eran los únicos herederos, pero él del reino de Faraday y ella del de Hougan.
Ninguno de los dos quería separarse del otro. Así que decidieron tomarse en matrimonio y unir los dos reinos en uno solo: Faraday y Hougan dejaron de existir y dieron paso al nuevo reino de Houfar.
Y así acaba la historia de cómo Aerius y Sanofi vencieron su amor y se unieron en un solo ser: un solo reino en donde no hay diferencias entre unos y otros; en donde los secretos del corazón siempre hay que mantenerlos vivos y bien guardados, ya que nunca deben salir de allí dentro, porque allí es donde realmente residen el amor y la fuerza para creer que, cueste lo que cueste, en la vida los sueños pueden hacerse realidad. Y, puesto que la vida es real, la vida es un sueño del que nunca, nunca debemos despertar. Este es el secreto que durante tantos siglos ha guardado y mantenido oculto el preciado collar del reino de Faraday.

GEMA SÁNCHEZ-GUIJALDO RIVERA
2º BACHILLERATO B
2º premio prosa modalidad A

6 comentarios:

  1. Muchas felicidades a Gema por su premio y su romántico relato.
    Me está gustando mucho leerlos; gracias Carlota.

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  2. Como no, Gema escribe también como siempre!!!^^

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  3. Muy bien, Gema. Felicidades por el premio.

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  4. Hojas de limón22:32

    "porque la escritura me lleva a otra vida y a otro mundo dierente..." Gema, diste en la clave y seguiste dando en ella con la búsqueda del tema, ¿sobre qué escribir?... y elegiste un país mítico.Pleno. Enhorabuena. Un abrazo.

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  5. makrivera12:02

    Limítate a desplejar tu propia personalidad; serena,transparente y luminosa; y pregúntate a cada instante si lo que haces es lo que deseas hacer, y sólo entonces serás libre.
    (Richard Bach)

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  6. alba_abu12:49

    No hay nada imposible, porque los sueños de ayer son las esperanzas de hoy y pueden convertirse en realidad mañana.
    Sigue así, hermanita!!!!

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