domingo, 9 de agosto de 2009
HARUKI MURAKAMI
Hace tiempo que mi querida Trapisonda me recomendó vivamente leer al escritor japonés Haruki Murakami. He empezado con una de sus últimas novelas, After dark, y como me supo a poco, leí después Kafka en la orilla. Si bien son muy interesantes las dos, con algunos puntos en común –el sueño como huida, jóvenes solitarios, el gusto por lo sobrenatural- es mucho más compleja e interesante la segunda.
Kafka Tamura se marcha de casa el día en que cumple quince años. Huye de un padre que le maldice con una profecía a lo Edipo ( matará a su padre y se acostará con su madre) y huye también de una vida insatisfecha, marcada por el abandono de su madre cuando sólo tenía cuatro años. Kafka (toma el nombre del famoso escritor, pues es un lector voraz) acaba en Takamatsu, una ciudad bastante alejada de Tokio donde encuentra el lugar que estaba buscando: la Biblioteca Kômura. Allí conoce a Ôshima, el singular bibliotecario, y la señora Saeki, la directora de la biblioteca, que vive arrastrando un hecho doloroso de su pasado. Paralela a la fuga de Kafka, se cuenta un episodio ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial en la que un grupo de 17 niños que buscaba setas en la montaña junto con su profesora caen misteriosamente desmayados sin causa aparente. Sólo uno de esos niños tuvo secuelas de aquel extraño episodio: su memoria se vació y vivió el resto de su vida como un discapacitado mental. Nakata, ese niño, tiene en el presente 60 años y su vida se va a cruzar extrañamente con la de Kafka, por diversos motivos. Hay varias perspectivas en la novela: la de Kafka, que es el narrador de su viaje; la del muchacho llamado Cuervo, que es la conciencia del propio Kafka, que a veces narra en 2ª, y la de un narrador omnisciente que nos lleva por el viaje de Nakata. Sin ser nada novedoso, Murakami introduce otros discursos como la entrevista, el informe policial y la epístola. Muy particular es este universo de Murakami: gatos que hablan, lluvias de sanguijuelas, maldiciones familiares, viajes astrales, jazz...
En After Dark el autor opta por una narración de los hechos hora a hora. En este caso la protagonista es también una joven lectora, Mari, que pasa la noche leyendo en un restaurante porque ha perdido el tren de vuelta a casa. Se encuentra con alguien a quien vio una vez, Takasaki, un joven músico que estaba interesado en Eri, la hermana de Mari, muchacha guapísima y modelo profesional. Mari se va a ver involucrada en un desagradable suceso merced a sus conocimientos de chino: una prostituta ha sido golpeada y robada y sólo ella puede sacarle alguna información. Mientras todo esto sucede, Eri duerme. Duerme profundamente. Aunque está dormida, se verá en una situación angustiosa e incomprensible.
En las novelas de Murakami, como en las de Paul Auster, la casualidad y el azar son factores vitales muy importantes. ¿Por qué esa ciudad y no otra? ¿Por qué ese momento y no otro? Los objetos también cobran gran importancia. Absorben la esencia de sus dueños y son testigos de diferentes épocas, incluso de diferentes realidades. En Kafka en la orilla existe un universo paralelo al que vivimos. Yo eso ya lo sabía, porque llevo muchos años leyendo a Juan José Millás. También sabía que el azar es caprichoso. Por eso, querido Cristian, tú y yo estábamos el mismo día y a la misma hora en esa área de servicio de Óbidos, uno de estos días del mes de julio. Puro azar.
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Óbidos, precioso pueblo medieval de Portugal. Lo he recorrido un día de este mes de agosto. Tiene un encanto natural que no es fácil ver.
ResponderEliminarModelo de conservación de su patrimonio histórico.
¡Muchas gracias, Julita, por pasarte por aquí!
ResponderEliminarUn abrazo.