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| (Fotografía de de Sta. Lunares en Flickr) |
Queridos alumnos, lectores y visitantes ocasionales:
Como no podía ser de otra manera, el curso nuevo ya está aquí.
Llegó septiembre, y con él los cuadernos nuevos (más caros, eso sí), los alumnos (los nuevos y los ya conocidos: ellos y ellas más altos, más guapos, más estilosos...), las novedades inesperadas (¡¡??!!), el reencuentro con los compañeros...Mira que yo me resistía a salir de ese precioso pinar que me ha acogido este verano y a cuya sombra me he dedicado fundamentalmente a la vida analógica, pero llegó el momento de quitarle el polvo al blog y de avanzar en esta senda que ya no tiene vuelta atrás.
¿Y qué mejor manera de empezar que con esta reflexión sobre la fuerza de las palabras? Sirva para dar la bienvenida a mis alumnos y para reflexionar sobre esa necesidad vital (como el aire, como el agua, como el pan) que tenemos los humanos: la de expresar y comunicarnos.
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Me ha encantado el vídeo. Gracias por la recomendación y por anunciar la vuelta al blog.
ResponderEliminarBienvenida a este otoño calentito. Un abrazo.
ResponderEliminarLu, Antonio, Gracias a vosotros. Un placer el reencuentro. ¡Me ha costado mucho arrancar...!
ResponderEliminarMe encanta el video. Fantástico comienzo de curso.
ResponderEliminarGracias, Ángel. El vídeo es estupendo, ha sido una suerte encontrarlo.
ResponderEliminarPues bienvenida y adelante. A mí también me está costando arrancar. Pero enseguida me ponen las pilas los chicos, que -por cierto- parecen estupendos. Abrazos.
ResponderEliminarQuerida Carlota:
ResponderEliminarQué bueno es volver a leerte y qué forma de reiniciar esta tarea maravillosa que realizas. El video es magnífico.
Desgraciadamente la palabra es víctima y cómplice de políticos, desinformadores y tantos sujetos que la usan para prometer, simular, engatusar, calumniar.
Tarea difícil la de los educadores para contrarrestar la influencia de esa gente y de los medios y de la impotencia que en ocasiones obliga a no ser muy cortés cuando se habla o califican acciones o personas.
Un abrazo fuerte y cariñoso.
Igualmente, compañera. Será cosa del otoño, o que arrastramos un cansancio muy de atrás...El caso es que aquí estamos. Yo también estoy encantada con los míos: unos por conocidos, otros porque está por descubrir. Un beso. (Habrá que ir pensando en la xuntanza, ¿no?)
ResponderEliminarMuchas gracias, querida Mª Eugenia. Lo he utilizado en clase como punto de partida y reflexión sobre cómo nos comunicamos. ¡Espero que mis alumnos también lo hayan valorado! Apapachos otoñales.