Como dirían don Sebastián y don Hilarión en La verbena de la Paloma, "Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad"; tanto, que este curso nos hemos tenido que reinventar y plantear de otra manera el tradicional concurso literario que convoca el Departamento de Lengua y Literatura rondando el 23 de abril.
Hasta que nos hagamos amigas de las IA y las pongamos a favor como herramientas didácticas, el concurso este año debía tomar otros derroteros. Aquí y ahora. Para el gran grupo, escritura a mano. Para la final, con ordenadores portátiles, con posibilidad de ver en la pantalla de la biblioteca lo que estaban escribiendo las finalistas.
La inspiración nos llegó de las andanzas de mi okupa veinteañero por poéticos bares de Malasaña que organizan veladas y concursos de escritura rápida. Primero, pensamos en las bases. Después, buscamos una hora en el horario en la que pudiéramos estar el mayor número de profesoras del Departamento. Nuestra compañera editó el cartel y... ya solo quedaba difundirlo.
Propusimos en la última hora de una mañana de martes la redacción de un relato a partir de una frase dada. Tuvo que ser en distintos espacios simultáneamente para las dos categorías convocadas, pues hubo bastantes participantes, unos 60 en total. La final, con tres finalistas por categoría, resultó de lo más emocionante. Igualmente se propuso una frase que en este caso debía cerrar el relato: en este caso, procedente de Rayuela, de Julio Cortázar.
La cuestión es que nos ha encantado la experiencia y que probablemente repitamos el próximo curso. ¡Reinventarse o morir!
(P.S.: Tentaciones he tenido de empezar citando a Fray Luis y su "Decíamos ayer..." En fin. Feliz verano.)
Final certamen escritura rápida 22-23